Carta abierta - por Orlando Barone - 17 de Septiembre de 2009
Hoy Raúl Alfonsín a solas está preguntándose por qué sus sucesores y compañeros del radicalismo se alejaron tanto de sus raíces. Porque todo cuanto él hizo para superar aquel radicalismo oblicuo que le llamó al pueblo "aluvión zoológico", los actuales diputados y dirigentes lo han echado a la basura. Alfonsín, en cuyo funeral muchos reaccionarios se mimetizaron de republicanos, debe haberse quedado definitivamente solo después de ver a su partido desandar el camino que él iniciara hacia la social democracia y que hoy han desviado hacia la negación y la ignorancia. ¿En qué reservorio carente de lucidez se criaron y entrenaron los legisladores radicales que en lugar de legislar deslegislan y que en lugar de hablar en el ágora de la democracia se la pasan gritando alucinados por los parlantes del monopolio y de las corporaciones? Qué retroceso de la dialéctica. Qué abandono del campo de batalla. ¡Qué negación! En lugar de perder peleando pierden huyendo hacia ninguna parte o hacia una parte que mejor no decir cuál es por no herir más a la democracia. Este radicalismo feroz, asociado episódicamente a no radicales y "no positivos" aún más feroces, sumido en ese onanismo "anti" con más resistencia y encono que la que tuvo ante las dictaduras, es un extraño enigma de nostalgia. Nostalgia de aquel radicalismo de los ochenta, que logró la hazaña de la Conadep y del juicio a los militares; que se integró a Latinoamérica y a Cuba, y que intentó enfrentarse a la ortodoxia de mercado. Hoy como una bandada de pájaros desorientados ha corrido hacia el vacío: ha sellado su destino de época apocada de fraternidad política. Ha obrado como si su negocio fueran los negocios; y como si su libertad de prensa fuera únicamente la libertad de empresa. El teatro mediático es una adicción que los está desguasando. Qué pena. Pensar que aquél Alfonsín, casi solitario en aquella Rural enfurecida en su contra, en minoría y silbado por los mismos que hoy sus correligionarios soban, les dio debate en un monólogo inolvidable. Estos de hoy no. No discuten. Se han ido tan a la derecha que se fueron a la mierda. Para volver a limpiarse van a tener que bañarse otra vez en aquellas enterradas memorias.
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