Resumen de intervención en la audiencia pública convocada por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación los días 8, 9, 10 y 11 de septiembre de 2009 para considerar el proyecto del ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales elevado por el Poder Ejecutivo Nacional.
por Lic. Aurelio B. R. Narvaja - Espacio Carta Abierta
Editor, Director Gerente de Ediciones Colihue S.R.L., integrante y ex directivo de la Cámara Argentina del Libro C.A.L.
Integrante desde su fundación del Espacio Carta Abierta y de su coordinación
Los editores argentinos de libros, atravesamos momentos muy difíciles al final de los 90'. Muchos estuvimos al borde de la quiebra y los que logramos sobrevivir, lo hicimos muy reducidos en nuestra capacidad empresaria. La época concluyó con una gran desnacionalización de la edición argentina. Los sellos que habían sido emblemas de la época de oro de la edición, la que va de los años 40' al final de los 70' e incluso los 80', o desaparecieron con las crisis sucesivas o fueron comprados por los grandes conglomerados multinacionales de la edición. La crisis de 2001 encontró a nuestro sector, reducido, concentrado y mayoritariamente desnacionalizado. Todo hacía pensar que los días para la edición nacional independiente de Argentina, estaban contados. Y sin embargo... dos procesos simultáneos concurrieron a salvarnos. Uno, político. El grupo de editores argentinos sobrevivientes tuvimos la fuerza suficiente para recuperar el control de nuestra institución, la Cámara Argentina del Libro y desde ahí llevamos adelante por nuestra parte y solicitamos y exigimos al estado, la realización de políticas que favorecieran la presencia de editoriales independientes que aseguraran la diversidad bibliográfica, la pluralidad. Otro de política económica, de cambio del paradigma arrasadoramente vigente en la etapa anterior, que se expresó primariamente en un dólar alto y que a partir de 2003 se consolidó con una serie de políticas macroeconómicas y sectoriales que hicieron viable la existencia del medio millar de editoriales argentinas afiliadas hoy a la Cámara Argentina del Libro, cuando en el momento álgido de la crisis no llegaban a ciento cincuenta.
El proceso de concentración y desnacionalización de la industria editorial se dio en paralelo (aunque en forma independiente) con el de la concentración mediática especialmente en los medios audiovisuales. Es nuestra opinión que los medios concentrados reproducen en su visión del conjunto de la producción cultural argentina, los libros entre ella, una mirada que los lleva a favorecer la concentración en la producción editorial también. No hay ahí maldad esencial ni grandes conspiraciones. Se trata de procesos objetivos que llevan a privilegiar la relación con los anunciantes, con las grandes editoriales que son a la vez los editores de las "estrellas" del periodismo argentino. Una enorme red de vasos comunicantes se establece entre los multimedia y los sellos editoriales más grandes, casi exclusivamente extranjeros o controlados desde el extranjero. Los pequeños y medianos editores argentinos estamos absolutamente al margen de ese circuito "regular" de promoción, comentarios, atención a nuevos autores, etc. salvo cuando circunstancias puntuales, de relacionamiento personal o similares nos permiten el acceso excepcional a las marquesinas mediáticas. Esta situación que nos deja en abierta desventaja con "las grandes", no ha sido obstáculo hasta ahora para nuestra terca subsistencia, pero con seguridad ha limitado un desarrollo mejor de nuestras empresas, de nuestro trabajadores (la argentina tiene un enorme potencial de personal especializado en todas las áreas de la edición, altamente calificado) y de nuestros autores. Téngase en cuenta que las editoriales pequeñas o medianas de capital nacional contamos en nuestros catálogos con un altísimo porcentaje de autores de primera obra, es decir que somos el vehículo privilegiado de acceso de nuevos creadores al libro. El daño que la concentración mediática nos produce afecta en igual medida a todos los actores incluidos en nuestras editoriales. En los últimos años la relación entre concentración mediática y grandes conglomerados de la edición dio un salto de calidad con el lanzamiento de proyectos editoriales de los multimedios cuya expresión más notable, pero no la única, es Tinta Fresca, la editorial del Grupo Clarín.
El Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales que el Poder Ejecutivo ha elevado a la consideración del Congreso Nacional y que está basado en los "21 puntos por una radiodifusión democrática", contiene en sus trazos gruesos todos los elementos para hacer posible la desmonopolización de los medios audiovisuales y por ello para la diversificación y democratización de la producción y el acceso a la información. De promulgarse la ley en los términos del proyecto que estamos discutiendo, las pequeñas y medianas editoriales argentinas, sus trabajadores, sus autores, se verán beneficiados por la posibilidad seriamente disminuida hasta ahora de tener visibilidad en los medios de comunicación social. Pero no solo eso, una presencia significativa de medios públicos y de organizaciones sin fines de lucro, permitirá tal como lo solicitó nuestra Cámara en la audiencia pública convocada por el Espacio Carta Abierta y con la presencia de las autoridades del COMFER en la Facultad de Derecho de la UBA, la realización de campañas de promoción de la lectura ausentes hoy de los medios audiovisuales de mayor llegada a la población.
Finalmente, para quien no le alcanzara con la desmonopolización, con la democratización, con el pluralismo, con la incorporación de nuevos actores a la comunicación, con la federalización de las decisiones, con la presencia de las minorías legislativas en el control, con la promoción del trabajo argentino, con la transparencia en la propiedad, con el acceso universal a eventos populares como el fútbol, esto es con todos los avances que esta ley promueve y que son una enorme deuda de la democracia argentina, queremos decirle que la nueva situación que se producirá en los medios de promulgarse este proyecto de ley en sus términos fundamentales, hará imposible la repetición de la bochornosa complicidad que los grandes medios tuvieron con la última dictadura, aventura de Malvinas incluida. Los nombres principales de aquella vergüenza, no solo siguen vigentes, sino que continúan dando clases de ética republicana desde las tribunas que sus medios les proporcionan, incluso respecto de la libertad de prensa, la ética periodística y de la ley que estamos discutiendo. Parece mentira.
por Lic. Aurelio B. R. Narvaja - Espacio Carta Abierta
Editor, Director Gerente de Ediciones Colihue S.R.L., integrante y ex directivo de la Cámara Argentina del Libro C.A.L.
Integrante desde su fundación del Espacio Carta Abierta y de su coordinación
Los editores argentinos de libros, atravesamos momentos muy difíciles al final de los 90'. Muchos estuvimos al borde de la quiebra y los que logramos sobrevivir, lo hicimos muy reducidos en nuestra capacidad empresaria. La época concluyó con una gran desnacionalización de la edición argentina. Los sellos que habían sido emblemas de la época de oro de la edición, la que va de los años 40' al final de los 70' e incluso los 80', o desaparecieron con las crisis sucesivas o fueron comprados por los grandes conglomerados multinacionales de la edición. La crisis de 2001 encontró a nuestro sector, reducido, concentrado y mayoritariamente desnacionalizado. Todo hacía pensar que los días para la edición nacional independiente de Argentina, estaban contados. Y sin embargo... dos procesos simultáneos concurrieron a salvarnos. Uno, político. El grupo de editores argentinos sobrevivientes tuvimos la fuerza suficiente para recuperar el control de nuestra institución, la Cámara Argentina del Libro y desde ahí llevamos adelante por nuestra parte y solicitamos y exigimos al estado, la realización de políticas que favorecieran la presencia de editoriales independientes que aseguraran la diversidad bibliográfica, la pluralidad. Otro de política económica, de cambio del paradigma arrasadoramente vigente en la etapa anterior, que se expresó primariamente en un dólar alto y que a partir de 2003 se consolidó con una serie de políticas macroeconómicas y sectoriales que hicieron viable la existencia del medio millar de editoriales argentinas afiliadas hoy a la Cámara Argentina del Libro, cuando en el momento álgido de la crisis no llegaban a ciento cincuenta.
El proceso de concentración y desnacionalización de la industria editorial se dio en paralelo (aunque en forma independiente) con el de la concentración mediática especialmente en los medios audiovisuales. Es nuestra opinión que los medios concentrados reproducen en su visión del conjunto de la producción cultural argentina, los libros entre ella, una mirada que los lleva a favorecer la concentración en la producción editorial también. No hay ahí maldad esencial ni grandes conspiraciones. Se trata de procesos objetivos que llevan a privilegiar la relación con los anunciantes, con las grandes editoriales que son a la vez los editores de las "estrellas" del periodismo argentino. Una enorme red de vasos comunicantes se establece entre los multimedia y los sellos editoriales más grandes, casi exclusivamente extranjeros o controlados desde el extranjero. Los pequeños y medianos editores argentinos estamos absolutamente al margen de ese circuito "regular" de promoción, comentarios, atención a nuevos autores, etc. salvo cuando circunstancias puntuales, de relacionamiento personal o similares nos permiten el acceso excepcional a las marquesinas mediáticas. Esta situación que nos deja en abierta desventaja con "las grandes", no ha sido obstáculo hasta ahora para nuestra terca subsistencia, pero con seguridad ha limitado un desarrollo mejor de nuestras empresas, de nuestro trabajadores (la argentina tiene un enorme potencial de personal especializado en todas las áreas de la edición, altamente calificado) y de nuestros autores. Téngase en cuenta que las editoriales pequeñas o medianas de capital nacional contamos en nuestros catálogos con un altísimo porcentaje de autores de primera obra, es decir que somos el vehículo privilegiado de acceso de nuevos creadores al libro. El daño que la concentración mediática nos produce afecta en igual medida a todos los actores incluidos en nuestras editoriales. En los últimos años la relación entre concentración mediática y grandes conglomerados de la edición dio un salto de calidad con el lanzamiento de proyectos editoriales de los multimedios cuya expresión más notable, pero no la única, es Tinta Fresca, la editorial del Grupo Clarín.
El Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales que el Poder Ejecutivo ha elevado a la consideración del Congreso Nacional y que está basado en los "21 puntos por una radiodifusión democrática", contiene en sus trazos gruesos todos los elementos para hacer posible la desmonopolización de los medios audiovisuales y por ello para la diversificación y democratización de la producción y el acceso a la información. De promulgarse la ley en los términos del proyecto que estamos discutiendo, las pequeñas y medianas editoriales argentinas, sus trabajadores, sus autores, se verán beneficiados por la posibilidad seriamente disminuida hasta ahora de tener visibilidad en los medios de comunicación social. Pero no solo eso, una presencia significativa de medios públicos y de organizaciones sin fines de lucro, permitirá tal como lo solicitó nuestra Cámara en la audiencia pública convocada por el Espacio Carta Abierta y con la presencia de las autoridades del COMFER en la Facultad de Derecho de la UBA, la realización de campañas de promoción de la lectura ausentes hoy de los medios audiovisuales de mayor llegada a la población.
Finalmente, para quien no le alcanzara con la desmonopolización, con la democratización, con el pluralismo, con la incorporación de nuevos actores a la comunicación, con la federalización de las decisiones, con la presencia de las minorías legislativas en el control, con la promoción del trabajo argentino, con la transparencia en la propiedad, con el acceso universal a eventos populares como el fútbol, esto es con todos los avances que esta ley promueve y que son una enorme deuda de la democracia argentina, queremos decirle que la nueva situación que se producirá en los medios de promulgarse este proyecto de ley en sus términos fundamentales, hará imposible la repetición de la bochornosa complicidad que los grandes medios tuvieron con la última dictadura, aventura de Malvinas incluida. Los nombres principales de aquella vergüenza, no solo siguen vigentes, sino que continúan dando clases de ética republicana desde las tribunas que sus medios les proporcionan, incluso respecto de la libertad de prensa, la ética periodística y de la ley que estamos discutiendo. Parece mentira.
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