Foto: Nicolás Badillo
por Emilio Pérsico
Concejo Deliberante de Santa Rosa (La Pampa), 15 de abril de 2011
Para la construcción política es necesario concretar objetivos como los que se han cumplido en el acto de la jornada, y más cuando se da una conjunción de sectores diversos. Coordinar la acción política y catalizarla en un hecho de alto contenido movimientista como el que se ha manifestado y logrado hoy, es un paso gigantesco, y es lo que pretendía Néstor Kirchner para poder construir el proyecto nacional y popular.
Esa visión la tuvo siempre, y la pudo implementar a partir del 25 de mayo de 2003, y Kirchner nos señaló con su ejemplo de cómo había que reponer el arte de la conducción política; en ese sentido identificó a quiénes atentaban contra el modelo de inclusión social y reparto de la riqueza.
Néstor sabía que había que reponer un tejido social que estaba roto, había que recuperar argentino por argentino, devolverles a cada uno de ellos la dignidad y la esperanza. No sólo se encargaron de romper todo lo referido a la justicia social, y si de algo se ocuparon los sectores de poder en la Argentina, la oligarquía en nuestro país, en dividir y fragmentar el campo popular, la clase trabajadora, para su propio beneficio.
En el peronismo sabemos que no hay posibilidad de cambio si no hay unidad entre los trabajadores, y si los trabajadores no se convierten en protagonistas del proceso de transformación. Y este proyecto de Néstor y Cristina tiene otra dirección, vino a reconstruir un modelo nacional, un modelo que convoca a los trabajadores a reforzar el movimiento obrero organizado, para que se conviertan en sujetos políticos.
Por eso es significativo que haya habido múltiples sectores en el acto, los gremios, los trabajadores y, por sobre todo, tantos sectores juveniles. Porque en el resurgimiento del movimiento nacional el otro elemento importante son los jóvenes, la recuperación de la política para que los jóvenes participen, militen y lleven adelante también las grandes transformaciones, junto a los trabajadores.
A Néstor le gustaba marcar las etapas del proyecto nacional para que todos nos pongamos a trabajar, él trazaba la estrategia para que hubiera una sola dirección política que pudiera resolver los problemas de todos.
Y la primer etapa fue instrumentar los mecanismos para salir del infierno, para que la Argentina abandonara el infierno neoliberal. Porque en los barrios estaban las carencias, estaban nuestros vecinos sin trabajo; por lo tanto eran necesario respuestas inmediatas para resolver cosas básicas.
Desde la política se traicionaban los intereses nacionales, se le daba a las corporaciones el lugar desde donde dirigir la política, desde el estrado del Parlamento sus referentes nos decían que se debía hacer, qué leyes aprobar sino estallaba el país. Y Néstor nos convocó a salir del infierno como primera tarea; y esto implicaba además de concretar soluciones en lo económico, para que en el barrio se reacomodaran las historias y las situaciones familiares, también una decisión capital, el funcionamiento de las instituciones; y eso implica que las decisiones en la Argentina las vuelva a tomar la política y no las corporaciones. Y esa convicción es lo que hace posible que hoy podamos soñar con una Argentina estable, pujante, y que no tengamos que estar siempre dependiendo ―por más que hemos tenido crisis― de ese flagelo de que todo va a volver para atrás.
En primer lugar en la Argentina existía el tutelaje del partido militar, estaba constantemente asediada la democracia por este partido, condicionada; pero Néstor les demostró su fortaleza cuando les dijo que no les tenía miedo, y acto seguido bajó los cuadros de los genocidas; en realidad lo que hizo fue terminar con esa política del partido militar e iniciar una etapa en el país de verdad y justicia.
También, en segundo término, querían condicionar a la Argentina con golpes económicos, con golpes de mercado, y especulaban con que iba a estallar todo y eso se convertía en un proceso inflacionario, en un brote inflacionario; y de esta manera los sectores de las corporaciones económicas se adueñaban del salario de los compañeros trabajadores. Y Néstor puso las cuentas en claro, en orden, haciendo cargo al Estado, e hizo que no sólo haya que construir una etapa de justicia social, sino también de ordenamiento económico en la Argentina. Por eso enfrentó a los sectores que querían manipular el Banco Central para privilegiar sólo sus intereses, y que procuraban que fuera operado únicamente por los dueños del capital, por los propios neoliberales, el compañero Néstor recuperando el control de las reservas ―que son el ahorro de todos los trabajadores― por parte del Estado, evitó que haya corridas bancarias que nos perjudiquen. Les marcó la cancha y les insinuó que no es posible ir contra el Estado, y que ningún grupo económico apele a la bicicleta financiera para damnificar al conjunto de los argentinos.
Y el tercer punto en el que también se avanzó, es en el terreno de las comunicaciones. Se modificó de raíz aquella sentencia de que si un multimedio muy importante del país hacía tres tapas contra el Gobierno, el Gobierno no lo soportaba y se caía. La ley de medios cambió el condicionamiento de las corporaciones mediáticas, y el pueblo pudo informarse con noticias no contaminadas por los intereses empresariales.
Después de la salida del infierno, Néstor empezó a asentar las bases del nuevo modelo de país, y por supuesto, cuando se comenzaron a asentar esas bases las corporaciones reaccionaron y enfrentaron de inmediato a Cristina. Porque en un principio todos estaban de acuerdo en que se debía salir del infierno, por eso acompañaron el proceso de recuperación; pero cuando asumió Cristina y vieron el rumbo que tomaba el Gobierno se resistieron ―y resisten― al cambio. Cristina profundizó la tarea de Néstor y consolidó la unidad latinoamericana, la política de derechos humanos, un modelo de inclusión social y distribución de la riqueza, la democratización de la palabra; cuando comenzó a quedar claro cuál era el rumbo muchos se empezaron a bajar del barco, pero también hubo quienes se sumaron a este nuevo destino, en ese sentido, Néstor sabía bien que esos pocos que se fueron, atados a la vieja política y a las negociaciones con las corporaciones, serían reemplazados por los militantes de distintas fuerzas políticas y sociales que comprenderían el armado de ese proyecto nacional; en definitiva, el pueblo y sus organizaciones levantando las banderas para defender sus derechos recuperados.
Cristina toma decisiones capitales apenas asume, plantea la profundización sobre las bases firmes que había dejado el mandato de Néstor, pero las corporaciones económicas hacen la lectura de la situación y comienzan a poner palos en la rueda, acompañados, encima, por la oposición política que se unifica en una sola expresión, casi sin matices. Y la primera gran prueba es la resolución 125, las retenciones al agro por su renta extraordinaria, y es donde el vicepresidente vota en contra y ayuda en la desestabilización del Gobierno. Pero Néstor y Cristina no negocian, sino que arremeten y aceleran el proceso de cambio, y una movida estratégica recuperan los fondos de los trabajadores y los jubilados, que era el gran negocio del que participaban los grupos económicos, robando el presente y el futuro de los argentinos.
Después de la derrota con las patronales del campo vino una de las medidas más revolucionarias que hemos tomado, recuperar el ahorro nacional, recuperar el ahorro de los trabajadores, recuperarlo para que el Estado lo invierta en producción y no en especulaciones financieras como se acostumbraba.
Aunque hubo otra derrota electoral significativa en Buenos Aires a mediados del 2009 y la oposición, junto al multimedio y la mesa de enlace, pensó que el proyecto tenía fecha de vencimiento. La respuesta de Cristina, de Néstor, fue contundente, aceleraron al máximo el proceso de transformación del país: la asignación universal por hijo, la ley de medios, el futbol para todos, el matrimonio igualitario.
Cuando empezaron los palos en la rueda, este Gobierno tenía en claro que la salida estaba para adelante; que ninguna salida hacia atrás era posible. La salida era hacia adelante y la salida era seguir profundizando este modelo, seguir avanzando en las políticas de transformación.
Con Néstor hablábamos del movimiento nacional, y Cristina lo expresa mejor que nadie en estos momentos; sobre su resurgimiento en estos días, con una potencia inusitada. Antes el movimiento nacional había surgido en varias oportunidades, como en el ’45 o en el ’73, pero después hubo un retroceso, y casi todos esos avances fueron cercenados por dictaduras, por procesos militares. Cuando pudimos recuperar la democracia vino el modelo neoliberal que le asestó un golpe certero a ese movimiento que representaba a los trabajadores. Pero Néstor no cejó en su empeño para que la política volviera a convocar a los trabajadores, a los diferentes sectores sociales, a los jóvenes; y que se organizaran en un gran movimiento, y la política sería la herramienta de transformación.
Y Néstor nos decía que la tarea central, después de haber salido del infierno, después de haber asentado las bases de un nuevo modelo de país, era institucionalizar el movimiento nacional y popular; y que era lo mismo que nos había dicho el General Perón en varias oportunidades. Una vez institucionalizado el movimiento nacional es imposible volver hacia atrás. Cristina lo reafirmó en el acto en el club Huracán, cuando nos indicó que la institucionalización es acercar esas banderas al pueblo, y esa es la tarea de la militancia, es hacer carne estas ideas que lleva adelante Cristina acá en La Pampa. Entonces este espacio político que expresamos en la realidad debemos organizarlo, esta diversidad debemos darle un sentido, porque la causa está, y a esa complejidad debemos organizarla, darle conducción política, y eso va a consolidar al proyecto nacional y popular.
Néstor nos decía también que lo mejor no es lo que hemos hecho, sino lo mejor es lo que vamos a hacer todavía, lo que está por delante, los sueños que tenemos por delante.
Estamos en condiciones de hacer eso, de organizarnos, y Cristina nos convoca a través de estas ideas, y este año político también tiene que ver con eso, tiene que ver también con que nosotros necesitamos un triunfo, pero no necesitamos cualquier triunfo. Como se dice en la película sobre San Martín de que no se pelea por cualquier libertad, nosotros no luchamos por cualquier triunfo, no queremos llegar de cualquier manera, queremos llegar con nuestras banderas, con nuestro proyecto, con nuestras ideas, con nuestra gente, con la militancia, con la calle movilizada.
Por eso es necesario cada uno de los militantes, de los sectores organizados, para que participe de este sueño colectivo que estamos construyendo entre todos y todas, para que podamos reemplazar a Néstor, por ese Néstor colectivo que está en cada uno de nosotros, y darle la fuerza a Cristina para que siga transformando la Argentina, la realidad, y se institucionalice el movimiento nacional.
Publicado en la revista de debate político "Apuntes" N° 3 (abril/mayo de 2011)
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