Por Sergio De Matteo ― Para el diario El Extremo Sur de la Patagonia
(http://www.elextremosur.info/)
"Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso."
Sobre el concepto de historia, Walter Benjamin
El traspaso de año ha traído cambios y reiteraciones en los sucesos que conforman la unívoca realidad global convalidada por los centros de poder. Sin embargo ninguna circunstancia escapa a dicho carácter uniforme, es que ciertas coordenadas demuestran que los hechos benefician y castigan a la misma humanidad de forma disímil; pero, a pesar de todo, algo se está modificando en la genética mundial porque las imposiciones económicas a que nos había acostumbrado el imperialismo culminó en crisis y su férrea autoridad se irá debilitando en gran parte del planeta.
Con mayor frecuencia hemos contemplado el padecimiento de las mayorías postergadas por el neoliberalismo, y a su vez la bonanza de una minoría dueña de los medios de producción y su consabida plusvalía, incluso fuimos sorprendidos con la fabulosa burbuja inventada en Wall Street que hizo estallar la propia catedral del capitalismo. Todavía no se entrevén de forma completa las consecuencias sobre el sistema financiero dominante de las últimas décadas, mucho menos a cuántas empresas y países arrastrará en su debacle final.
En este panorama aciago en que crece la tasa de desempleo en el mundo, en que los gobiernos intervienen en los mercados, en que las tasas han caído a cifras impensadas, aún así el FMI pretende imponer sus recetas financieras y erigirse en la autoridad rectora del proceso de recuperación de la actividad económica; pareciera que la fórmula ahora es cómo se administra el salvataje estatal (desde ya, según sus recientes directivas la lógica es que favorezca a los mismos socios protectores). La contrapropuesta ha surgido en el Foro Mundial Social que se desarrolló hace unas semanas en Belém do Pará (Brasil): "El mercado quebró. Ya basta de obedecer a los que fracasaron. No salvemos a los bancos, salvemos a la gente. Lo económico y lo ambiental van de la mano. Soberanía latinoamericana sobre los recursos latinoamericanos. Una moneda común. Un cambio ético. Lo colectivo por sobre lo individual…" (Sandra Russo, "Globalicemos la esperanza", Página 12, 2 de febrero de 2009, pág. 2).
■La Historia en Espiral
El corso y ricorso de la espiral histórica propuesto por Giambattista Vico ha cumplido a rajatablas su itinerario, por lo menos en lo que atañe a los recursos materiales y monetarios de los líderes mundiales: pues de un día para el otro ha cambiado la interrelación de las empresas privadas, la intervención del Estado en las políticas públicas y la intermediación de los sindicatos. En fin, se confirma algo que conocemos de sobra por estas tierras sureñas: las ganancias corresponden a los que arriesgaron el capital, en cambio las pérdidas se socializan y las paga la ciudadanía. Todos los habitantes del mundo (mucho de ellos dentro de la pobreza) hoy financian con su fuerza de trabajo y su seguro de jubilación la urgencia usurera de los inversores (entiéndase aves rapaces) del capital sin bandera.
Retornemos a la idea de la espiral, justamente esa forma se corresponde en el discurso, muchas veces, a la sensación (o percepción) de que algo se acrecienta, por ejemplo se dice: espiral de violencia… Hay otra imagen para indagar, el cuadro de Klee: Angelus Novus ―podríamos recurrir a varios iconos que representan la espiral de violencia del siglo pasado: Guernica de Picasso, El grito de Munch, o el anticipatorio matadero de la Dictadura refractado en el cuadro Carnicero N° 1 del '72 de Carlos Alonso― que nos procura comunicar algo a través de su simbología. Walter Benjamin con la metáfora del "Angelus" intenta explicar el marco de la modernidad sobre la cual la sociedad ha construido una ilusión de progreso ascendente (quizá la espiral); "progreso" diseñado en Europa y que pronto reproduciría a una velocidad extraordinaria Estados Unidos. Se habla de las primeras décadas del siglo XX pero también es posible proyectarla sobre el XXI: el avance tecnológico que vislumbrara el pensador alemán ha multiplicado actualmente sus innovaciones casi a diario (en gran parte aplicado a la industria de la guerra); aquel progreso, como éste, sin duda alguna, se corresponde a la catástrofe, porque su aplicación dejó como saldo el siglo más violento de la historia (dos guerras mundiales, dos bombas atómicas, campos de concentración, dictaduras sangrientas, atentados terroristas, y un sin fin de micro-guerras). Fundamentalmente la catástrofe, el genocidio, las matanzas, las construyó y justificó el viejo Imperialismo o, ahora, el nuevo Imperio multipolar.
En ese sentido, pareciera que la Historia no podía dejar de despedir a uno de los presidentes más destructivos que ha tenido el mundo sin una guerra; lo hizo con bombardeos, con bloqueos, con asesinatos selectivos, a costa de la sangre del pueblo palestino. George W. Bush debe haber gozado el belicismo israelí hasta el último momento en que entregó el mando a Barack Obama.
■Franja de Gaza
Ante los conflictos geopolíticos que dirimen Oriente y Occidente hay que sopesar cada concepto que se emplee, porque corremos el riesgo de ser acusados de antisemitas o partidarios del terrorismo. En primer lugar, es necesario realizar una doble lectura de los hechos acaecidos en la Franja de Gaza; una de las mismas debe ser simplemente como seres humanos, en donde nuestra solidaridad tiene que manifestarse de inmediato, porque son semejantes que se han quedado sin los mínimos recursos para la sobrevivencia y, encima, están siendo exterminados en un territorio cerrado o cárcel a cielo abierto. La otra es decididamente política, y en ese sentido no alcanza tan solo con la postura y predisposición ciudadana, sino que implica análisis y reflexiones más profundas, porque la historia es compleja, además nos cuenta y nos revela una diáspora entre el pueblo árabe y judío cargada de matices e intereses propios y ajenos.
Los militantes del campo popular ―sean de la tendencia que sean― no pueden ignorar estos sucesos nefastos, humillantes, a la vida humana. Tampoco es posible retacear la toma de posición, alivianando los significados y los contextos desde donde se opina: por eso es condenable la brutalidad y el poder de fuego desproporcionado del ejército invasor israelí, así como hay que denunciar a los responsables ideológicos de las decisiones, o sea, a los dirigentes y funcionarios del Estado de Israel. Ante esta espiral de violencia los gobiernos de Venezuela y Bolivia rompieron relaciones con los mandatarios sionistas.
Aunque los medios rentados por el capital imperialista han intentado tergiversar la información, protegiendo los intereses de Israel, otros periodistas y fotógrafos brindaron las pruebas del genocidio que se llevó a cabo contra el Pueblo Palestino. La operación “Plomo fundido” ha dejado unos 1400 muertos, entre ellos, más de 400 niños.
■La misma conducta ortodoxa
El Gobierno Nacional emitió dos comunicados a través de su Cancillería respecto a la masacre que se estaba llevando a cabo en la Franja de Gaza; quizá sean un poco tibias al lado de la condena emitida por Hugo Chávez y Evo Morales. En tal perspectiva, la postura de Néstor Kirchner como Cristina Fernández quedó a mitad de camino, es decir, fue bastante pragmática, a sabiendas de que los militantes de las causas populares y nacionales han conocido en su propia sangre lo que significa la persecución, la proscripción, el exilio, la tortura, la desaparición y la muerte.
Es paradójico que en este país muchos de los partidos progresistas ―de los que se dicen inscritos en la izquierda―, hoy confluyan en un mismo espacio con el sector más reaccionario y retrógrado de la Argentina, y de que compartan la trama (electoralista) junto a los que agradecían los bombardeos y fusilamientos de la Revolución Libertadora, o los que elogiaban al Proceso de Reorganización Nacional a través de costosas solicitadas publicadas en los diarios más importantes.
Hablemos de memoria también acá, hagamos nuestra autocrítica también; porque, por el contrario, la actitud denunciadora virtual de la oposición (con el radicalismo y el socialismo alineados en la Internacional Socialista) nos excede en nuestra capacidad militante e intelectual, es que ni siquiera cabe el correlato de construir sobre las contradicciones. Ante la apropiación de la historia que realizan (como el Grito de Alcorta) observamos contrariedades irreconciliables y antitéticas al levantar las banderas con las figuras simbólicas de Evita, el Che, o Fidel; mucho peor todavía cuando sostienen argumentos y loas a la Patria Grande que conducen Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro o Rafael Correa, porque hacen todo lo contrario en el Pago chico.
Los intelectuales argentinos de Carta Abierta han denunciado las confabulaciones de la nueva derecha; es la misma de siempre que sigue pendiente de las políticas emanadas de Estados Unidos. Sólo hay que escuchar a los periodistas que tienen como voceros; con crisis y todo éstos continúan enalteciendo todavía las ventajas del FMI, del neoliberalismo y la globalización. Actores semejantes se repiten en Israel; Juan Gelman y León Rozitchner los han caratulados como sectores ligados al poder judeocristiano y neoliberal. No vamos a explicar las consabidas relaciones y analogías con los opositores de nuestra patria, caen por su propio peso: o acaso la Franja de Gaza, encajonada y cerrada por la fuerza, no se parece a lo que hicieron las corporaciones conservadoras para derribar al presidente Allende en Chile o hace un año el lockout y los bloqueos de rutas de la gauchocracia local con el Gobierno Nacional y Popular argentino (aconsejamos cotejar con la película El diario de Agustín).
■Crímenes de Guerra
El desconocimiento (sospechoso) por parte de los gobernantes israelíes de las más elementales normas humanitarias, así como el desprecio ante las resoluciones de las Naciones Unidas a lo largo de más de medio siglo, los hace pasibles de ser enjuiciados por la comisión de Delitos de Lesa Humanidad.
Los intensos bombardeos, con el agravante de haber utilizado armamento ―bombas de fósforo blanco― condenado por la ONU en la Convención de Ginebra, provocaron la airada reacción en todo el mundo con marchas de repudio a la matanza de civiles y a la incursión israelí en la Franja de Gaza.
En ese contexto, los victimarios intentaron transformarse nuevamente en las víctimas, aludiendo al holocausto, cuando ellos mismos estaban generando el exterminio palestino bajo la directiva sionista. Hemos visto como en Argentina quisieron embarrar la cancha, los principales líderes judíos en el país, amparados por algunos de los medios corporativos que responden a los mandatos pro-yanquis, salieron a acusar a los que manifestaban en contra de la intervención armada del Estado de Israel de antisemitas y focalizaron sus diatribas en figuras como Luis D'Elía ―uno de los voceros más contundentes a la hora de opinar sobre la matanza en Gaza― que, además, increpó a la comunidad judía argentina, aduciendo que no se sumaban como en las movilizaciones que realizaban sus pares en Tel Aviv por la paz. La titular del INADI, frente a la queja de los dirigentes de instituciones judías, intimó a varios ciudadanos argentinos, aunque María José Lubertino había declarado no hace mucho tiempo que "Israel violó las leyes del derecho internacional y se le vino en contra".
Más allá de las "roscas" dirigenciales, del tráfico de influencia, el genocidio perpetrado por el Estado de Israel es condenable; voces de intelectuales y políticos de todo el mundo se sumaron a la denuncia pública: John Berger, Eduardo Galeano, Saeb Erekat, Brian Enno, Subcomandante Marcos, Heine Dieterich, Pierre Barbancey, entre muchos más, y también argentinos: Adolfo Pérez Esquivel, Juan Gelman, León Rozitchner, Alejandro Kaufman, Pedro Brieger, Rubén Dri, Osvaldo Bayer, Claudio Katz, Emilio Marin, y el diario La Arena (La Pampa), entre otros.
Entonces, aquellos que están involucrados con las luchas populares de liberación, sopesando los hechos, la densidad de la violencia y notando que los más perjudicados han sido los niños, los ancianos y las mujeres, es "racional" que se solidaricen con el pueblo palestino y, en particular, con su heroica resistencia en pos de la independencia e integridad territorial. Por lo tanto, la conciencia exige un compromiso existencial ―tanto en gentiles como en judíos bajo la memoria de la shoá―, pues así como también se condenó a los asesinos nazis, es necesario responder y adherir al llamamiento de organismos no gubernamentales internacionales para que los actuales gobernantes de Israel sean juzgados por el Tribunal Penal Internacional como inspiradores y ejecutores de Crímenes de Guerra.
"Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso."
Sobre el concepto de historia, Walter Benjamin
El traspaso de año ha traído cambios y reiteraciones en los sucesos que conforman la unívoca realidad global convalidada por los centros de poder. Sin embargo ninguna circunstancia escapa a dicho carácter uniforme, es que ciertas coordenadas demuestran que los hechos benefician y castigan a la misma humanidad de forma disímil; pero, a pesar de todo, algo se está modificando en la genética mundial porque las imposiciones económicas a que nos había acostumbrado el imperialismo culminó en crisis y su férrea autoridad se irá debilitando en gran parte del planeta.
Con mayor frecuencia hemos contemplado el padecimiento de las mayorías postergadas por el neoliberalismo, y a su vez la bonanza de una minoría dueña de los medios de producción y su consabida plusvalía, incluso fuimos sorprendidos con la fabulosa burbuja inventada en Wall Street que hizo estallar la propia catedral del capitalismo. Todavía no se entrevén de forma completa las consecuencias sobre el sistema financiero dominante de las últimas décadas, mucho menos a cuántas empresas y países arrastrará en su debacle final.
En este panorama aciago en que crece la tasa de desempleo en el mundo, en que los gobiernos intervienen en los mercados, en que las tasas han caído a cifras impensadas, aún así el FMI pretende imponer sus recetas financieras y erigirse en la autoridad rectora del proceso de recuperación de la actividad económica; pareciera que la fórmula ahora es cómo se administra el salvataje estatal (desde ya, según sus recientes directivas la lógica es que favorezca a los mismos socios protectores). La contrapropuesta ha surgido en el Foro Mundial Social que se desarrolló hace unas semanas en Belém do Pará (Brasil): "El mercado quebró. Ya basta de obedecer a los que fracasaron. No salvemos a los bancos, salvemos a la gente. Lo económico y lo ambiental van de la mano. Soberanía latinoamericana sobre los recursos latinoamericanos. Una moneda común. Un cambio ético. Lo colectivo por sobre lo individual…" (Sandra Russo, "Globalicemos la esperanza", Página 12, 2 de febrero de 2009, pág. 2).
■La Historia en Espiral
El corso y ricorso de la espiral histórica propuesto por Giambattista Vico ha cumplido a rajatablas su itinerario, por lo menos en lo que atañe a los recursos materiales y monetarios de los líderes mundiales: pues de un día para el otro ha cambiado la interrelación de las empresas privadas, la intervención del Estado en las políticas públicas y la intermediación de los sindicatos. En fin, se confirma algo que conocemos de sobra por estas tierras sureñas: las ganancias corresponden a los que arriesgaron el capital, en cambio las pérdidas se socializan y las paga la ciudadanía. Todos los habitantes del mundo (mucho de ellos dentro de la pobreza) hoy financian con su fuerza de trabajo y su seguro de jubilación la urgencia usurera de los inversores (entiéndase aves rapaces) del capital sin bandera.
Retornemos a la idea de la espiral, justamente esa forma se corresponde en el discurso, muchas veces, a la sensación (o percepción) de que algo se acrecienta, por ejemplo se dice: espiral de violencia… Hay otra imagen para indagar, el cuadro de Klee: Angelus Novus ―podríamos recurrir a varios iconos que representan la espiral de violencia del siglo pasado: Guernica de Picasso, El grito de Munch, o el anticipatorio matadero de la Dictadura refractado en el cuadro Carnicero N° 1 del '72 de Carlos Alonso― que nos procura comunicar algo a través de su simbología. Walter Benjamin con la metáfora del "Angelus" intenta explicar el marco de la modernidad sobre la cual la sociedad ha construido una ilusión de progreso ascendente (quizá la espiral); "progreso" diseñado en Europa y que pronto reproduciría a una velocidad extraordinaria Estados Unidos. Se habla de las primeras décadas del siglo XX pero también es posible proyectarla sobre el XXI: el avance tecnológico que vislumbrara el pensador alemán ha multiplicado actualmente sus innovaciones casi a diario (en gran parte aplicado a la industria de la guerra); aquel progreso, como éste, sin duda alguna, se corresponde a la catástrofe, porque su aplicación dejó como saldo el siglo más violento de la historia (dos guerras mundiales, dos bombas atómicas, campos de concentración, dictaduras sangrientas, atentados terroristas, y un sin fin de micro-guerras). Fundamentalmente la catástrofe, el genocidio, las matanzas, las construyó y justificó el viejo Imperialismo o, ahora, el nuevo Imperio multipolar.
En ese sentido, pareciera que la Historia no podía dejar de despedir a uno de los presidentes más destructivos que ha tenido el mundo sin una guerra; lo hizo con bombardeos, con bloqueos, con asesinatos selectivos, a costa de la sangre del pueblo palestino. George W. Bush debe haber gozado el belicismo israelí hasta el último momento en que entregó el mando a Barack Obama.
■Franja de Gaza
Ante los conflictos geopolíticos que dirimen Oriente y Occidente hay que sopesar cada concepto que se emplee, porque corremos el riesgo de ser acusados de antisemitas o partidarios del terrorismo. En primer lugar, es necesario realizar una doble lectura de los hechos acaecidos en la Franja de Gaza; una de las mismas debe ser simplemente como seres humanos, en donde nuestra solidaridad tiene que manifestarse de inmediato, porque son semejantes que se han quedado sin los mínimos recursos para la sobrevivencia y, encima, están siendo exterminados en un territorio cerrado o cárcel a cielo abierto. La otra es decididamente política, y en ese sentido no alcanza tan solo con la postura y predisposición ciudadana, sino que implica análisis y reflexiones más profundas, porque la historia es compleja, además nos cuenta y nos revela una diáspora entre el pueblo árabe y judío cargada de matices e intereses propios y ajenos.
Los militantes del campo popular ―sean de la tendencia que sean― no pueden ignorar estos sucesos nefastos, humillantes, a la vida humana. Tampoco es posible retacear la toma de posición, alivianando los significados y los contextos desde donde se opina: por eso es condenable la brutalidad y el poder de fuego desproporcionado del ejército invasor israelí, así como hay que denunciar a los responsables ideológicos de las decisiones, o sea, a los dirigentes y funcionarios del Estado de Israel. Ante esta espiral de violencia los gobiernos de Venezuela y Bolivia rompieron relaciones con los mandatarios sionistas.
Aunque los medios rentados por el capital imperialista han intentado tergiversar la información, protegiendo los intereses de Israel, otros periodistas y fotógrafos brindaron las pruebas del genocidio que se llevó a cabo contra el Pueblo Palestino. La operación “Plomo fundido” ha dejado unos 1400 muertos, entre ellos, más de 400 niños.
■La misma conducta ortodoxa
El Gobierno Nacional emitió dos comunicados a través de su Cancillería respecto a la masacre que se estaba llevando a cabo en la Franja de Gaza; quizá sean un poco tibias al lado de la condena emitida por Hugo Chávez y Evo Morales. En tal perspectiva, la postura de Néstor Kirchner como Cristina Fernández quedó a mitad de camino, es decir, fue bastante pragmática, a sabiendas de que los militantes de las causas populares y nacionales han conocido en su propia sangre lo que significa la persecución, la proscripción, el exilio, la tortura, la desaparición y la muerte.
Es paradójico que en este país muchos de los partidos progresistas ―de los que se dicen inscritos en la izquierda―, hoy confluyan en un mismo espacio con el sector más reaccionario y retrógrado de la Argentina, y de que compartan la trama (electoralista) junto a los que agradecían los bombardeos y fusilamientos de la Revolución Libertadora, o los que elogiaban al Proceso de Reorganización Nacional a través de costosas solicitadas publicadas en los diarios más importantes.
Hablemos de memoria también acá, hagamos nuestra autocrítica también; porque, por el contrario, la actitud denunciadora virtual de la oposición (con el radicalismo y el socialismo alineados en la Internacional Socialista) nos excede en nuestra capacidad militante e intelectual, es que ni siquiera cabe el correlato de construir sobre las contradicciones. Ante la apropiación de la historia que realizan (como el Grito de Alcorta) observamos contrariedades irreconciliables y antitéticas al levantar las banderas con las figuras simbólicas de Evita, el Che, o Fidel; mucho peor todavía cuando sostienen argumentos y loas a la Patria Grande que conducen Hugo Chávez, Evo Morales, Raúl Castro o Rafael Correa, porque hacen todo lo contrario en el Pago chico.
Los intelectuales argentinos de Carta Abierta han denunciado las confabulaciones de la nueva derecha; es la misma de siempre que sigue pendiente de las políticas emanadas de Estados Unidos. Sólo hay que escuchar a los periodistas que tienen como voceros; con crisis y todo éstos continúan enalteciendo todavía las ventajas del FMI, del neoliberalismo y la globalización. Actores semejantes se repiten en Israel; Juan Gelman y León Rozitchner los han caratulados como sectores ligados al poder judeocristiano y neoliberal. No vamos a explicar las consabidas relaciones y analogías con los opositores de nuestra patria, caen por su propio peso: o acaso la Franja de Gaza, encajonada y cerrada por la fuerza, no se parece a lo que hicieron las corporaciones conservadoras para derribar al presidente Allende en Chile o hace un año el lockout y los bloqueos de rutas de la gauchocracia local con el Gobierno Nacional y Popular argentino (aconsejamos cotejar con la película El diario de Agustín).
■Crímenes de Guerra
El desconocimiento (sospechoso) por parte de los gobernantes israelíes de las más elementales normas humanitarias, así como el desprecio ante las resoluciones de las Naciones Unidas a lo largo de más de medio siglo, los hace pasibles de ser enjuiciados por la comisión de Delitos de Lesa Humanidad.
Los intensos bombardeos, con el agravante de haber utilizado armamento ―bombas de fósforo blanco― condenado por la ONU en la Convención de Ginebra, provocaron la airada reacción en todo el mundo con marchas de repudio a la matanza de civiles y a la incursión israelí en la Franja de Gaza.
En ese contexto, los victimarios intentaron transformarse nuevamente en las víctimas, aludiendo al holocausto, cuando ellos mismos estaban generando el exterminio palestino bajo la directiva sionista. Hemos visto como en Argentina quisieron embarrar la cancha, los principales líderes judíos en el país, amparados por algunos de los medios corporativos que responden a los mandatos pro-yanquis, salieron a acusar a los que manifestaban en contra de la intervención armada del Estado de Israel de antisemitas y focalizaron sus diatribas en figuras como Luis D'Elía ―uno de los voceros más contundentes a la hora de opinar sobre la matanza en Gaza― que, además, increpó a la comunidad judía argentina, aduciendo que no se sumaban como en las movilizaciones que realizaban sus pares en Tel Aviv por la paz. La titular del INADI, frente a la queja de los dirigentes de instituciones judías, intimó a varios ciudadanos argentinos, aunque María José Lubertino había declarado no hace mucho tiempo que "Israel violó las leyes del derecho internacional y se le vino en contra".
Más allá de las "roscas" dirigenciales, del tráfico de influencia, el genocidio perpetrado por el Estado de Israel es condenable; voces de intelectuales y políticos de todo el mundo se sumaron a la denuncia pública: John Berger, Eduardo Galeano, Saeb Erekat, Brian Enno, Subcomandante Marcos, Heine Dieterich, Pierre Barbancey, entre muchos más, y también argentinos: Adolfo Pérez Esquivel, Juan Gelman, León Rozitchner, Alejandro Kaufman, Pedro Brieger, Rubén Dri, Osvaldo Bayer, Claudio Katz, Emilio Marin, y el diario La Arena (La Pampa), entre otros.
Entonces, aquellos que están involucrados con las luchas populares de liberación, sopesando los hechos, la densidad de la violencia y notando que los más perjudicados han sido los niños, los ancianos y las mujeres, es "racional" que se solidaricen con el pueblo palestino y, en particular, con su heroica resistencia en pos de la independencia e integridad territorial. Por lo tanto, la conciencia exige un compromiso existencial ―tanto en gentiles como en judíos bajo la memoria de la shoá―, pues así como también se condenó a los asesinos nazis, es necesario responder y adherir al llamamiento de organismos no gubernamentales internacionales para que los actuales gobernantes de Israel sean juzgados por el Tribunal Penal Internacional como inspiradores y ejecutores de Crímenes de Guerra.
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