■La crisis mundial que estalló hace unos meses no dejará de afectar a ningún país del mundo, y la Argentina no será la excepción; en ese sentido la Presidenta Cristina Fernández ha tomado una serie de decisiones para resguardar a nuestra economía de sus efectos, por lo cual apuesta a la inversión pública y a incentivar el consumo de un sector determinado de la Nación.
Para los militantes del campo popular las medidas no son del todo abarcativas, tiene y debe ensancharse el derrame a otros espacios, porque con estos "paquetes" antirrecesivos sólo genera y sostiene el consumo del mismo grupo que ha sido beneficiado en el último lustro. El politólogo Eduardo Rinesi advierte sobre "un neodesarrollismo módicamente redistribucionista, empeñado en favorecer el crecimiento de la actividad económica sobre la base del aumento del consumo de los sectores populares". Las consideraciones que realizan los grupos kirchneristas y los movimientos sociales no quitan el respaldo al proyecto nacional y popular, al contrario, se intensifican porque es un gobierno que está produciendo cambios revolucionarios en su estructura; pero ya es hora de que la distribución de la riqueza alcance también a las clases populares, actores directos que han hecho el sacrificio y soportado toda clase de postergaciones durante el neoliberalismo.
Se resalta que el Gobierno Nacional se encuentra otra vez jaqueado por los intereses sectoriales de los grandes productores agrícolas. Esta camarilla ruralista convocó a repudiar el año de gestión que lleva Cristina Fernández en la Casa Rosada; al cumplirse 25 años de la recuperación de la democracia no puede pasar desapercibido que critiquen con tanta liviandad y se opongan a un gobierno democrático. ¿Coincidencias de consignas o reiteración de actores? La SRA y sus aliados actuales: la nueva derecha argentina (UCR, CC, PS, MAP, CCC, PCR-PTP, PO, PST), quizás olvidaron aquella "solicitada" publicada en los diarios más importantes del país en el primer aniversario del Gobierno de las Fuerzas Armadas, donde los agrofachos justificaban y agradecían a la Dictadura conducida por el genocida Jorge Rafael Videla, resaltando: "En efecto, debemos desarmar el andamiaje creado por casi 35 años de una lenta pero sistemática estatización socializante, que en definitiva ha demostrado su fracaso al empobrecernos a todos […] Este proceso requiere el apoyo y sacrificio de todos los sectores, sacrificio que deben hacer sólo los empresarios y los obreros, sino especialmente el Estado, dando el ejemplo a través del reordenamiento presupuestario, que ya ha comenzado, la liquidación de las empresas estatales […] La Sociedad Rural Argentina reitera frente a los productores y la ciudadanía en general su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de 1976, para poder lograr así los fines propuestos, que en definitiva son los grandes objetivos nacionales".
No hay duda del verdadero pensamiento y la acción de estos especuladores privados: explotar a los que se hallan más abajo en la escala social; obtener la plusvalía, la mayor renta posible con la menor inversión. Ha quedado demostrado: cuando las cosechas son exitosas las ganancias son sólo para dicho sector ―porque ni siquiera "blanquean" a sus peones―; en cambio si viene mala y hay pérdidas o las condiciones climáticas son adversas para los rindes, piden el auxilio del Estado a través de subsidios que pagan todos los argentinos. Justamente la SRA aconsejaba en la década del '70 la liquidación de las empresas estatales, remate que culminó con la entrega menemista.
Para comprender este alineamiento es útil la imagen que desarrolla Raymond Aron en Democracia y totalitarismo, "el hilo de seda de la legalidad se ha roto" en beneficio del "filo de la espada". El Proceso de Reorganización Nacional instrumentó su aparato represivo desde la ilegalidad, porque "el 24 de marzo de 1976 desembarcó […] una banda de carniceros humanos que […] perpetró una de las masacres masivas más escalofriantes del siglo XX" (Eduardo Aliverti dixit), que llegó a su mayor escala de terror con la figura del "desaparecido". No operaban solos, coexistían delatores, y se sumaron desde la sociedad civil los sectores liberales, la derecha se convertía en el principal movimiento hegemónico-antagónico, enraizados como estaban en los sectores altos de la sociedad y vinculados con sectores "tradicionales" (iglesia, políticos, ejército, empresarios), pues veían en los movimientos populares y revolucionarios una crucial amenaza a sus intereses. Harían (o hicieron) cualquier cosa con tal de librarse de ellos: ya conocemos el resultado.
La militancia del campo popular entiende y defiende al Estado como un bien social, el cual debe contribuir a mejorar la calidad de vida del conjunto, y específicamente, ayudar a los más postergados en la lucha de clases. Las organizaciones políticas hacemos causa común para apuntalar el emergente Estado de bienestar, por eso se intensifica el conflicto con los voceros de la nueva derecha argentina, quienes salen a anteponer sus pretensiones electoralistas en vez de colaborar y comprometerse a consolidar un proyecto de país que le falta bastante recorrido y es perfectible en su propia marcha. Son los mismos que se han asociado para volver a desguazar al Estado; son los que durante más de 30 años vivieron de las recetas del neoliberalismo; quizás lo más desconcertante sea el discurso ejemplificador del radicalismo que, como lo señala la historia reciente, cada vez que arribaron al poder tuvieron que irse anticipadamente. Primero fue la Unión Democrática (coalición electoral de la UCR, el partido socialista, el comunista y el demócrata progresista), también reincidieron en otra Alianza (UCR y FREPASO), más que nefasta para la nación, donde el Ministro de Economía José Luis Machinea aplicó su famosa "tablita" y el Blindaje financiero que nos costó 40.000 millones de dólares; lo secundaba desde el Ministerio de Trabajo la variopinto Patricia Bullrich Luro Pueyrredón. En ese des-gobierno del presidente Fernando de la Rúa otro Ministro de Economía, Domingo Cavallo ―alto tutor de las multinacionales―, terminó de rematar a la Argentina con el megacanje de 55.000 millones de dólares. En esa crisis terminal del 20 y 21 de diciembre de 2001, con el estado de sitio decretado, murieron 33 argentinos en todo el país.
Hace unos meses desde la Mesa de Enlace, los multimedios porteños y sus socios políticos fueron capaces de afectar las condiciones socioeconómicas de los argentinos y bloquearon las rutas, violando nuestro derecho de circular libremente; no permitieron avanzar a una ambulancia y murió un paciente; quisieron impedir que pasara un auto donde iba una embarazada a punto de dar a luz; pincharon las gomas de los camiones; nos desabastecieron; derramaron millones de litros de leche; al imposibilitar el paso por días enteros, la comida que había en los camiones se pudría y hubo que tirarla ya que no era apta para el consumo; quemaron intencionalmente pastizales, llenando así de humo tóxico varias ciudades; generaron problemas de salud por respirar el humo, sobre todo en aquellas personas con dificultades respiratorias; producto también del humo hubo infinidad de choques que tuvieron como consecuencia decenas de muertes; dos mujeres bombero fallecieron, una intentando apagar las llamas de los incendios de pastizales y la otra en el hospital días después; con el voto no positivo del traidor Julio Cobos en el Congreso se amparó a estas corporaciones, pero todavía desconformes han seguido confabulando contra el Gobierno; incluso superado el lock out patronal agredieron a los actores Raúl Rizzo y Juan Palomares en Firmat (Santa Fe) por no compartir y repudiar las declaraciones del dirigente agrario Néstor Roulet: "el Ejército, la Iglesia y el campo son las tres instituciones pilares de la sociedad argentina y que a ellas debiéramos volver"; y en el transcurso de la semana pasada un chofer que repartía carne en la ciudad bonaerense de Chivilcoy fue apuñalado por un activista ruralista y en Entre Ríos dañaron monumentos con la imagen de Evita, además de los constantes y descalificadores agravios personales que recibe nuestra Presidenta de la Nación.
En síntesis, no sólo los moviliza la defensa del lucro económico sino que pretenden co-gobernar, y en esa perspectiva apuestan a todo o nada. "Que el gobierno no intervenga más en materia de retenciones significaría que el kilo de carne, que actualmente está entre 10 y 20 pesos en los 13 cortes populares, pase a costar entre 80 y 100 pesos; el kilo de fruta entre 20 y 30 pesos; la leche alrededor de 5 a 10 pesos; y el pan entre 15 y 20 el kilo", afirmó Rubén Manusovich de Fedecámaras.
En cuanto al tejido ideológico nos advierten las reflexiones de los intelectuales de Carta Abierta (Buenos Aires): "La nueva derecha viene a decir que eso no está mal y que se debe llevar a sus últimas consecuencias, disolviendo la instancia misma de la política. Es fundamentalmente destituyente: vacía a los acontecimientos de sentido, a los hechos de su historicidad, a la vida de sus memorias. Por eso, atraviesa fronteras para buscar terminologías en sus antípodas. Es una nueva derecha porque a diferencia de las antiguas derechas, no es literal con su propio legado, sino que puede recubrirse, mimética, con las consignas de la movilización popular".
Y estos abanderados del argentinismo como gozan de cierta impunidad han llegado a declarar: "Quien quiera comer lomo que lo pague a 80 pesos": De Angeli, un custodio de la mesa de los argentinos. "Nos vamos a concentrar en el Monumento a los Españoles, de ese lado estaremos nosotros y enfrente queda el Zoológico": Mario Llambías de la CRA, en referencia a los peronistas. "Hemos demostrado que se puede desabastecer": Eduardo Buzzi, de la FAA, en conferencia de prensa. "Si quieren venir, que vengan, como decía el general": el intendente de Armstrong en un acto ruralista, recordando a Galtieri. "Ya también los Albatros entenderán que son parte de la patria": 'Lilita' Carrió, en el corte de ruta de San Pedro. "Les vamos a enseñar a legislar": De Angeli de la FAA, en referencia a los legisladores nacionales. "Valdría más disolver el Congreso": Ricardo Buryaile, de la CRA, ante el envió del proyecto de retenciones al Congreso. "Cuando escucho a este tipo de intelectuales tengo ganas de vomitar": Marcelo Moreno, de Radio Mitre, después de cortar la entrevista con Nicolás Casullo.
Esta conducción mediática compuesta por Gerardo Morales, Elisa Carrió y Rubén Giustiniani, sigue objetando cada proyecto que tiende a favorecer a la mayoría del pueblo argentino. No sólo es una crítica absurda, malintencionada, maniquea, sino que encima se han asociado con los sectores más conservadores del país. Todos juntos, en una alianza oportunista, buscan producir un quiebre institucional, un golpe blando, para perjudicar las políticas sustanciales y concretas que propone el modelo nacional y popular. Alejandro Rofman, investigador del Conicet, resalta: "el objetivo real de la alianza social en marcha: consolidar un proyecto regresivo y conservador que alerte a la sociedad sobre los límites del proceso de redistribución de la riqueza".
Ya denunciamos oportunamente que la ex diputada chaqueña y líder de la Coalición Cívica ha sido funcional y condescendiente a la Dictadura Militar desde su puesto en la Justicia. Parece que una fracción del socialismo ha traicionado sus preceptos fundacionales y se "derechizó", sumándose a los intereses de las formaciones más retrógradas; y muchos radicales, que perjuraron contra el progresismo de Alfonsín, acusándolo de apátrida e izquierdizante, cuando encuadró al partido en la Internacional Socialista, se reúnen y negocian actualmente con los representantes del autoritarismo más siniestro. En consecuencia, frente a esta diáspora abierta entre los dos modelos de país que prevalece en la agenda pública, donde el contexto local no es inmune a lo que sucede en el plano nacional, los referentes del Frepam deberían explicar a la comunidad santarroseña cuáles son sus lineamientos y adhesiones ideológicas, es que gran parte de los vecinos no los votaron por el contenido del proyecto de gobierno, sino porque era la única opción ante el fascismo encarnado en Juan Carlos Tierno. Es decir, si esta fuerza coincide y apoya las bases programáticas de la nueva derecha que, en su metodología, difiere bastante poco de la violencia expresada por el ex intendente depuesto; entonces la trayectoria política de determinados funcionarios, rotulados como progresistas, será una entelequia y sus discursos se convertirán en una contradicción inexplicable.
En la teoría y la práctica política es necesario dar cauce a los disensos, a la discusión constructiva, a la tolerancia y el respeto de las posturas ideológicas. Es una condición irrenunciable para la convivencia democrática. Los conflictos se resuelven, para bien o para mal, en el mismo debate, donde funciona tanto la retórica como la dialéctica, donde se manifiesta y enaltece la conducción política.
El Gobierno ha ratificado en el Congreso su voluntad de discutir los cambios coyunturales que terminarán de encauzar al país. Mientras tanto los opositores no respetan ni siquiera la praxis política, porque no salen de la denuncia, además sus voces disonantes amonestan sin fundamento, con falacias confusas y anacrónicas. No tienen memoria, porque gran parte de ellos nos empujaron hacia la crisis más de una vez, y ahora, cuando estamos saliendo de la tormenta, sólo se "amontonan" para desestabilizar. En cambio la Presidenta de la Nación y el Congreso responden articulando una mayor Institucionalidad.
Para los militantes del campo popular las medidas no son del todo abarcativas, tiene y debe ensancharse el derrame a otros espacios, porque con estos "paquetes" antirrecesivos sólo genera y sostiene el consumo del mismo grupo que ha sido beneficiado en el último lustro. El politólogo Eduardo Rinesi advierte sobre "un neodesarrollismo módicamente redistribucionista, empeñado en favorecer el crecimiento de la actividad económica sobre la base del aumento del consumo de los sectores populares". Las consideraciones que realizan los grupos kirchneristas y los movimientos sociales no quitan el respaldo al proyecto nacional y popular, al contrario, se intensifican porque es un gobierno que está produciendo cambios revolucionarios en su estructura; pero ya es hora de que la distribución de la riqueza alcance también a las clases populares, actores directos que han hecho el sacrificio y soportado toda clase de postergaciones durante el neoliberalismo.
Se resalta que el Gobierno Nacional se encuentra otra vez jaqueado por los intereses sectoriales de los grandes productores agrícolas. Esta camarilla ruralista convocó a repudiar el año de gestión que lleva Cristina Fernández en la Casa Rosada; al cumplirse 25 años de la recuperación de la democracia no puede pasar desapercibido que critiquen con tanta liviandad y se opongan a un gobierno democrático. ¿Coincidencias de consignas o reiteración de actores? La SRA y sus aliados actuales: la nueva derecha argentina (UCR, CC, PS, MAP, CCC, PCR-PTP, PO, PST), quizás olvidaron aquella "solicitada" publicada en los diarios más importantes del país en el primer aniversario del Gobierno de las Fuerzas Armadas, donde los agrofachos justificaban y agradecían a la Dictadura conducida por el genocida Jorge Rafael Videla, resaltando: "En efecto, debemos desarmar el andamiaje creado por casi 35 años de una lenta pero sistemática estatización socializante, que en definitiva ha demostrado su fracaso al empobrecernos a todos […] Este proceso requiere el apoyo y sacrificio de todos los sectores, sacrificio que deben hacer sólo los empresarios y los obreros, sino especialmente el Estado, dando el ejemplo a través del reordenamiento presupuestario, que ya ha comenzado, la liquidación de las empresas estatales […] La Sociedad Rural Argentina reitera frente a los productores y la ciudadanía en general su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de 1976, para poder lograr así los fines propuestos, que en definitiva son los grandes objetivos nacionales".
No hay duda del verdadero pensamiento y la acción de estos especuladores privados: explotar a los que se hallan más abajo en la escala social; obtener la plusvalía, la mayor renta posible con la menor inversión. Ha quedado demostrado: cuando las cosechas son exitosas las ganancias son sólo para dicho sector ―porque ni siquiera "blanquean" a sus peones―; en cambio si viene mala y hay pérdidas o las condiciones climáticas son adversas para los rindes, piden el auxilio del Estado a través de subsidios que pagan todos los argentinos. Justamente la SRA aconsejaba en la década del '70 la liquidación de las empresas estatales, remate que culminó con la entrega menemista.
Para comprender este alineamiento es útil la imagen que desarrolla Raymond Aron en Democracia y totalitarismo, "el hilo de seda de la legalidad se ha roto" en beneficio del "filo de la espada". El Proceso de Reorganización Nacional instrumentó su aparato represivo desde la ilegalidad, porque "el 24 de marzo de 1976 desembarcó […] una banda de carniceros humanos que […] perpetró una de las masacres masivas más escalofriantes del siglo XX" (Eduardo Aliverti dixit), que llegó a su mayor escala de terror con la figura del "desaparecido". No operaban solos, coexistían delatores, y se sumaron desde la sociedad civil los sectores liberales, la derecha se convertía en el principal movimiento hegemónico-antagónico, enraizados como estaban en los sectores altos de la sociedad y vinculados con sectores "tradicionales" (iglesia, políticos, ejército, empresarios), pues veían en los movimientos populares y revolucionarios una crucial amenaza a sus intereses. Harían (o hicieron) cualquier cosa con tal de librarse de ellos: ya conocemos el resultado.
La militancia del campo popular entiende y defiende al Estado como un bien social, el cual debe contribuir a mejorar la calidad de vida del conjunto, y específicamente, ayudar a los más postergados en la lucha de clases. Las organizaciones políticas hacemos causa común para apuntalar el emergente Estado de bienestar, por eso se intensifica el conflicto con los voceros de la nueva derecha argentina, quienes salen a anteponer sus pretensiones electoralistas en vez de colaborar y comprometerse a consolidar un proyecto de país que le falta bastante recorrido y es perfectible en su propia marcha. Son los mismos que se han asociado para volver a desguazar al Estado; son los que durante más de 30 años vivieron de las recetas del neoliberalismo; quizás lo más desconcertante sea el discurso ejemplificador del radicalismo que, como lo señala la historia reciente, cada vez que arribaron al poder tuvieron que irse anticipadamente. Primero fue la Unión Democrática (coalición electoral de la UCR, el partido socialista, el comunista y el demócrata progresista), también reincidieron en otra Alianza (UCR y FREPASO), más que nefasta para la nación, donde el Ministro de Economía José Luis Machinea aplicó su famosa "tablita" y el Blindaje financiero que nos costó 40.000 millones de dólares; lo secundaba desde el Ministerio de Trabajo la variopinto Patricia Bullrich Luro Pueyrredón. En ese des-gobierno del presidente Fernando de la Rúa otro Ministro de Economía, Domingo Cavallo ―alto tutor de las multinacionales―, terminó de rematar a la Argentina con el megacanje de 55.000 millones de dólares. En esa crisis terminal del 20 y 21 de diciembre de 2001, con el estado de sitio decretado, murieron 33 argentinos en todo el país.
Hace unos meses desde la Mesa de Enlace, los multimedios porteños y sus socios políticos fueron capaces de afectar las condiciones socioeconómicas de los argentinos y bloquearon las rutas, violando nuestro derecho de circular libremente; no permitieron avanzar a una ambulancia y murió un paciente; quisieron impedir que pasara un auto donde iba una embarazada a punto de dar a luz; pincharon las gomas de los camiones; nos desabastecieron; derramaron millones de litros de leche; al imposibilitar el paso por días enteros, la comida que había en los camiones se pudría y hubo que tirarla ya que no era apta para el consumo; quemaron intencionalmente pastizales, llenando así de humo tóxico varias ciudades; generaron problemas de salud por respirar el humo, sobre todo en aquellas personas con dificultades respiratorias; producto también del humo hubo infinidad de choques que tuvieron como consecuencia decenas de muertes; dos mujeres bombero fallecieron, una intentando apagar las llamas de los incendios de pastizales y la otra en el hospital días después; con el voto no positivo del traidor Julio Cobos en el Congreso se amparó a estas corporaciones, pero todavía desconformes han seguido confabulando contra el Gobierno; incluso superado el lock out patronal agredieron a los actores Raúl Rizzo y Juan Palomares en Firmat (Santa Fe) por no compartir y repudiar las declaraciones del dirigente agrario Néstor Roulet: "el Ejército, la Iglesia y el campo son las tres instituciones pilares de la sociedad argentina y que a ellas debiéramos volver"; y en el transcurso de la semana pasada un chofer que repartía carne en la ciudad bonaerense de Chivilcoy fue apuñalado por un activista ruralista y en Entre Ríos dañaron monumentos con la imagen de Evita, además de los constantes y descalificadores agravios personales que recibe nuestra Presidenta de la Nación.
En síntesis, no sólo los moviliza la defensa del lucro económico sino que pretenden co-gobernar, y en esa perspectiva apuestan a todo o nada. "Que el gobierno no intervenga más en materia de retenciones significaría que el kilo de carne, que actualmente está entre 10 y 20 pesos en los 13 cortes populares, pase a costar entre 80 y 100 pesos; el kilo de fruta entre 20 y 30 pesos; la leche alrededor de 5 a 10 pesos; y el pan entre 15 y 20 el kilo", afirmó Rubén Manusovich de Fedecámaras.
En cuanto al tejido ideológico nos advierten las reflexiones de los intelectuales de Carta Abierta (Buenos Aires): "La nueva derecha viene a decir que eso no está mal y que se debe llevar a sus últimas consecuencias, disolviendo la instancia misma de la política. Es fundamentalmente destituyente: vacía a los acontecimientos de sentido, a los hechos de su historicidad, a la vida de sus memorias. Por eso, atraviesa fronteras para buscar terminologías en sus antípodas. Es una nueva derecha porque a diferencia de las antiguas derechas, no es literal con su propio legado, sino que puede recubrirse, mimética, con las consignas de la movilización popular".
Y estos abanderados del argentinismo como gozan de cierta impunidad han llegado a declarar: "Quien quiera comer lomo que lo pague a 80 pesos": De Angeli, un custodio de la mesa de los argentinos. "Nos vamos a concentrar en el Monumento a los Españoles, de ese lado estaremos nosotros y enfrente queda el Zoológico": Mario Llambías de la CRA, en referencia a los peronistas. "Hemos demostrado que se puede desabastecer": Eduardo Buzzi, de la FAA, en conferencia de prensa. "Si quieren venir, que vengan, como decía el general": el intendente de Armstrong en un acto ruralista, recordando a Galtieri. "Ya también los Albatros entenderán que son parte de la patria": 'Lilita' Carrió, en el corte de ruta de San Pedro. "Les vamos a enseñar a legislar": De Angeli de la FAA, en referencia a los legisladores nacionales. "Valdría más disolver el Congreso": Ricardo Buryaile, de la CRA, ante el envió del proyecto de retenciones al Congreso. "Cuando escucho a este tipo de intelectuales tengo ganas de vomitar": Marcelo Moreno, de Radio Mitre, después de cortar la entrevista con Nicolás Casullo.
Esta conducción mediática compuesta por Gerardo Morales, Elisa Carrió y Rubén Giustiniani, sigue objetando cada proyecto que tiende a favorecer a la mayoría del pueblo argentino. No sólo es una crítica absurda, malintencionada, maniquea, sino que encima se han asociado con los sectores más conservadores del país. Todos juntos, en una alianza oportunista, buscan producir un quiebre institucional, un golpe blando, para perjudicar las políticas sustanciales y concretas que propone el modelo nacional y popular. Alejandro Rofman, investigador del Conicet, resalta: "el objetivo real de la alianza social en marcha: consolidar un proyecto regresivo y conservador que alerte a la sociedad sobre los límites del proceso de redistribución de la riqueza".
Ya denunciamos oportunamente que la ex diputada chaqueña y líder de la Coalición Cívica ha sido funcional y condescendiente a la Dictadura Militar desde su puesto en la Justicia. Parece que una fracción del socialismo ha traicionado sus preceptos fundacionales y se "derechizó", sumándose a los intereses de las formaciones más retrógradas; y muchos radicales, que perjuraron contra el progresismo de Alfonsín, acusándolo de apátrida e izquierdizante, cuando encuadró al partido en la Internacional Socialista, se reúnen y negocian actualmente con los representantes del autoritarismo más siniestro. En consecuencia, frente a esta diáspora abierta entre los dos modelos de país que prevalece en la agenda pública, donde el contexto local no es inmune a lo que sucede en el plano nacional, los referentes del Frepam deberían explicar a la comunidad santarroseña cuáles son sus lineamientos y adhesiones ideológicas, es que gran parte de los vecinos no los votaron por el contenido del proyecto de gobierno, sino porque era la única opción ante el fascismo encarnado en Juan Carlos Tierno. Es decir, si esta fuerza coincide y apoya las bases programáticas de la nueva derecha que, en su metodología, difiere bastante poco de la violencia expresada por el ex intendente depuesto; entonces la trayectoria política de determinados funcionarios, rotulados como progresistas, será una entelequia y sus discursos se convertirán en una contradicción inexplicable.
En la teoría y la práctica política es necesario dar cauce a los disensos, a la discusión constructiva, a la tolerancia y el respeto de las posturas ideológicas. Es una condición irrenunciable para la convivencia democrática. Los conflictos se resuelven, para bien o para mal, en el mismo debate, donde funciona tanto la retórica como la dialéctica, donde se manifiesta y enaltece la conducción política.
El Gobierno ha ratificado en el Congreso su voluntad de discutir los cambios coyunturales que terminarán de encauzar al país. Mientras tanto los opositores no respetan ni siquiera la praxis política, porque no salen de la denuncia, además sus voces disonantes amonestan sin fundamento, con falacias confusas y anacrónicas. No tienen memoria, porque gran parte de ellos nos empujaron hacia la crisis más de una vez, y ahora, cuando estamos saliendo de la tormenta, sólo se "amontonan" para desestabilizar. En cambio la Presidenta de la Nación y el Congreso responden articulando una mayor Institucionalidad.
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Frente Barrial Peronista Oscar “Petete” Juárez ― Frente Barrial “19 de Diciembre” ― Corriente Martín Fierro (Gral. Pico) ― Identidad Peronista ― Militantes Intransigentes ― Movimiento Evita (La Pampa) ― Peronismo Militante ― Sindicato Empleadas Domésticas (Gral. Pico)
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