miércoles, 30 de marzo de 2011

Libertad sindical - Libertad de empresa


Libertad de expresión. Libertad de prensa. Libertad de empresa. Muchas veces los conceptos se empastan. La celeridad periodística de los medios contemporáneos atenta contra el recogimiento y la reflexión, no da tiempo para decodificar los factores que conforman a la noticia, más todavía si existen posiciones dominantes en el flujo informacional.
Un monopolio construye sentidos, legitima lecturas. Esa hegemonía discursiva, sumada a la repetición indiscriminada por todos los medios disponibles (radio, televisión, internet, diarios), afectan la interpretación, porque un reels constante con titulares persuade a la audiencia, recrea una atmósfera, y con montajes representa lo sucedido como también tergiversa, inventa o miente.
No hay reparo en la mal utilización de la prensa cuando están involucrados grandes intereses económicos, por eso se apela a la descalificación, a la desinformación, a la invisibilización de ciertos temas, y como último recurso, se echa mano a la violencia semiótica, para inducir subliminalmente las condiciones de malestar en la sociedad, direccionando sus efectos contra un Gobierno que no responde a sus precondiciones, y por lo tanto no beneficia al Grupo Clarín en sus negocios, los cuales ya exceden el campo netamente periodístico.

En esta coyuntura han resaltado sus reporteros y la oposición política que el bloqueo a la planta Artes Gráficas Rioplatense, donde se imprimen Clarín y La Nación, atentó contra la libertad de expresión, contra la libertad de prensa. Unos cuantos de esos voceros escribieron para la dictadura, fueron funcionales al Proceso de Reorganización nacional, donde no sólo hubo censura sino también se torturaron y desaparecieron a 112 colegas. Hasta Clarín en estos días negó el conflicto gremial. Pero ninguno habló de ello, nadie se repreguntó por qué se ha llegado a esta medida, donde se impidió durante 12 horas la distribución de los diarios, ningún opositor se preocupó de los trabajadores, de su libertad sindical. Optaron, como otras veces, defender a las corporaciones, a la libertad de empresa.
Recordemos que AGR mantiene un conflicto laboral desde septiembre de 2004, cuando la empresa subsidiaria del Grupo Clarín despidió a 119 trabajadores, entre ellos a toda la Comisión Interna del taller.

Y como señala David Grasún: "No se puede pasar por alto, además, que la prensa y los medios de comunicación (sus empresas) son agencias que operan en el sistema de criminalización. Otro aspecto más de la desigualdad. No hay paridad de armas".
La trama de poder de la que participa y direcciona Clarín, lo faculta y le concede 'poder' violar y violentar los derechos gremiales, los derechos laborales. El art. 161 del Código Penal indica: "Sufrirá prisión de uno a seis meses, el que impidiere o estorbare la libre circulación de un libro o periódico";  en consecuencia, los trabajadores bajo esta óptica es plausible que sean o puedan ser criminalizados. El Estado burocrático mira para un lado, la oposición corporativa para el otro.

El periodista Víctor Hugo Morales no sólo renunció a la Academia Nacional de Periodismo, sino que su editorial del programa radial, además de solidarizarse con los trabajadores, refirió: "Tema ADN de los hijos de Ernestina Herrera: ataque a la libertad de prensa. Papel Prensa en manos de dos diarios, un caso único en el mundo que cambió la historia del periodismo nacional en su favor: ataque a la libertad de prensa. Artículo de desinversión de la Ley de Medios para tener un periodismo más democrático: ataque a la libertad de prensa. Fibertel ilegal: ataque a la libertad de prensa. Reordenamiento de la grilla (que es pedirles nada): ataque a la libertad de prensa".

Hablar o decir algo más de lo que sintentizó con maestría Víctor Hugo es o sería 'hablar de más'.

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