“Pero lo que ustedes están proponiendo es como un golpe de Estado”, exclamaba sorprendido un diputado que había votado en contra de la Resolución 125, suponiendo que las corporaciones agrarias eran democráticas. Para aclararle definitivamente los tantos, los chacareros le arrojaron en la cara: “Lo que pedimos es un impeachement”, es decir, echar a la Presidenta. Pero uno se pregunta, ¿costaba tanto darse cuenta de ello? Parece que sí, porque varios diputados del denominado progresismo o del centroizquierda, como se los suele conocer, apoyaron a las corporaciones porque el Gobierno no les otorgaba retenciones segmentadas.
En la fiesta que las citadas corporaciones organizaron en la Casa Madre, es decir, en la Sociedad Rural, gritaron a voz en cuello sus intenciones golpistas: “Nos decían que les ganemos en las urnas y les ganamos. ¿Qué nos queda por ganar? El problema es que nadie de la oposición se hizo cargo. La pelota está picando y hay que agarrarla antes de que la agarren los Kirchner”.
¿Qué significa agarrar la pelota? ¿Será necesario aclararlo? Pareciera, porque ni el salvaje lockout con que desabastecieron y atormentaron a toda la sociedad, ni las violencias que emplearon contra quienes manifestaban su apoyo al Gobierno, ni la prepotencia y las claras expresiones de sus referentes en el sentido de que buscaban “desgastar al Gobierno” fueron suficientes para que ciertos diputados se dieran cuenta de que estaban tratando con golpistas.
Claro que no se trata de los golpes tradicionales. Por el momento, ésos no son posibles. Ahora los golpes se visten de otra manera, tratando, sobre todo, de que no aparezcan como rupturas del orden constitucional. El golpe en marcha que tiene lugar en Honduras es una demostración palpable de ello. Las múltiples expresiones de las patronales agrarias, acompañadas por otros tantos actos de agresión, ponen en luz clara para quien lo quiera ver sus intenciones golpistas, porque sólo de esa manera pueden hacer que su proyecto se lleve a cabo en forma triunfante.
¿En qué consiste? Eduardo Buzzi, verdadero portavoz de las patronales sojeras, lo expresó con claridad meridiana: “Las retenciones son el impuesto más recesivo y más confiscatorio del país. No existe en ningún lugar en el mundo, pero lo que estamos planteando es una eliminación gradual”, agregando que “la aspiración de todos nosotros es retenciones cero”, el proyecto del país agroexportador.
Es necesario que nos miremos en el espejo de Honduras. Allí los golpistas no dejan de hablar de la legalidad, la Constitución, la democracia y la república. El lenguaje no difiere del empleado por nuestros patrones estancieros, que pretenden ser ellos los custodios y salvadores del país. Apuntan al sometimiento del Gobierno para terminar con un Estado que se atreva a tener alguna pretensión de meterse en sus negocios.
Las palabras que Buzzi ha ido desgranando a lo largo del proceso golpista señalan los objetivos con claridad. En su momento avisó que se habían “pintado la cara”, aclarando en otra ocasión que lo habían hecho para ir desgastando y erosionando desde donde se pueda a este gobierno.
Es necesario frenar la brutal embestida de esta nueva derecha que tiene en los patrones agrarios a su avanzada visible, lo que sólo será posible con la más amplia unidad de los sectores populares, democráticos y progresistas. Llorar después no servirá para nada.
* Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
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