Ya hemos realizado el análisis de las diatribas que pronunció Elisa Carrió a su paso por la provincia de La Pampa; también nos ocupamos de desmontar el mecanismo intrínseco que tiene en su cabeza frente a todo lo que refiere al Socialismo del Siglo XXI y su rechazo a los movimientos sociales y populares, y en este caso en particular hemos sido testigos de cómo destiló veneno ante la estatización ordenada en la República Bolivariana de Venezuela por parte de su presidente Hugo Chávez.
Pero todavía queda algo en el tintero que nos permitirá decodificar la tendencia ideológica de la líder de la Coalición Cívica Libertadora, una de las voceras más conspicuas de la restauración conservadora.
En el conflicto del campo no dudó en reunirse y avalar el lock out propuesto por los cuatro jinetes del Apocalipsis, dando por sentada su simpatía con los presidentes de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens primero y Hugo Biocati después, y, quizá su mayor preferencia haya sido Mario Llambías, representante de Confederaciones Rurales Argentinas, que hasta último momento intentó abrocharlo a la lista del Acuerdo Cívico y Social. No está demás señalar que estos personajes tuvieron un rol protagónico en nuestro pasado inmediato, específicamente, con el Proceso de Reorganización Nacional; pero que casualidad, Lilita también tejió buenos vínculos en aquella época tan trágica para muchos argentinos y argentinas, porque fue asesora en el Poder Judicial de Chaco.
Pero en estos días acrecentó sus dotes imaginativas, ya no tergiversando y delirando como lo hace habitualmente en los programas de radio y TV que es invitada, sino que agregó a su currícula la faceta humorística, porque en Santa Rosa se dio el tupé de ironizar sobre las candidaturas testimoniales, alegando que "yo lo pondría a Borges de candidato, porque si las personas no van a asumir, cualquiera puede ser candidato".
No es azaroso ni gratuito que haya elegido a Jorge Luis Borges, porque el gran escritor argentino se corresponde con su prosapia conservadora, además, dadas las afinidades y correspondencias, todos sabemos cuales fueron sus declaraciones y claudicaciones durante la dictadura militar. Por lo tanto era mucho más lógico que entre todos los nombres posibles eligiera a "George"(incluso podría haber sido Marcos Aguinis). Peligroso hubiera sido que nombrara a autores e intelectuales comprometidos en política como Raúl González Tuñón, Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Haroldo Conti o Germán Oesterheld, entre muchos y muchas más.
Mario Benedetti, fallecido hace algunos días, en su libro El recurso del supremo patriarca, y específicamente en el artículo "Borges o el fascismo ingenioso" hace una lectura de la ideología del ultraísta, y la realiza a partir del análisis del texto Borges y su pensamiento político de Pedro Orgambide .
Pero todavía queda algo en el tintero que nos permitirá decodificar la tendencia ideológica de la líder de la Coalición Cívica Libertadora, una de las voceras más conspicuas de la restauración conservadora.
En el conflicto del campo no dudó en reunirse y avalar el lock out propuesto por los cuatro jinetes del Apocalipsis, dando por sentada su simpatía con los presidentes de la Sociedad Rural Argentina, Luciano Miguens primero y Hugo Biocati después, y, quizá su mayor preferencia haya sido Mario Llambías, representante de Confederaciones Rurales Argentinas, que hasta último momento intentó abrocharlo a la lista del Acuerdo Cívico y Social. No está demás señalar que estos personajes tuvieron un rol protagónico en nuestro pasado inmediato, específicamente, con el Proceso de Reorganización Nacional; pero que casualidad, Lilita también tejió buenos vínculos en aquella época tan trágica para muchos argentinos y argentinas, porque fue asesora en el Poder Judicial de Chaco.
Pero en estos días acrecentó sus dotes imaginativas, ya no tergiversando y delirando como lo hace habitualmente en los programas de radio y TV que es invitada, sino que agregó a su currícula la faceta humorística, porque en Santa Rosa se dio el tupé de ironizar sobre las candidaturas testimoniales, alegando que "yo lo pondría a Borges de candidato, porque si las personas no van a asumir, cualquiera puede ser candidato".
No es azaroso ni gratuito que haya elegido a Jorge Luis Borges, porque el gran escritor argentino se corresponde con su prosapia conservadora, además, dadas las afinidades y correspondencias, todos sabemos cuales fueron sus declaraciones y claudicaciones durante la dictadura militar. Por lo tanto era mucho más lógico que entre todos los nombres posibles eligiera a "George"(incluso podría haber sido Marcos Aguinis). Peligroso hubiera sido que nombrara a autores e intelectuales comprometidos en política como Raúl González Tuñón, Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, Paco Urondo, Haroldo Conti o Germán Oesterheld, entre muchos y muchas más.
Mario Benedetti, fallecido hace algunos días, en su libro El recurso del supremo patriarca, y específicamente en el artículo "Borges o el fascismo ingenioso" hace una lectura de la ideología del ultraísta, y la realiza a partir del análisis del texto Borges y su pensamiento político de Pedro Orgambide .
"Borges se identifica con tales represores, los llama 'caballeros', y a esta altura, con los varios miles de jóvenes que han caído en las luchas políticas de Argentina, semejante preferencia es algo más que un mero pecado de elitismo. Lo curioso es que Borges rara vez pone el acento en los aspectos económicos de una posición política conservadora; no hay en sus declaraciones una defensa del capitalismo como tal, ni tampoco de aspectos aislados de su economía. En definitivamente lo que él viene implícitamente a defender, es la represión brutal, el avasallamiento del pueblo. No le preocupa la posibilidad de amasar dinero -por otra parte, nunca ha sido un hombre de fortuna- sino evitar que las masas desposeídas, los pobres de la tierra, se levanten contra el orden establecido, y en consecuencia traten de establecer su elemental concepto de la justicia, su 'mal gusto', su derecho a la vida". (Benedetti, 1982: 96-97)
Entonces, para no abrumar a los internautas, vamos a justificar la asociación entre Carrió, Borges y la derecha, apelando a Lacan, que escribió: "La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado". Así como Borges acudía al pasado heroico de sus familiares, por lo menos de una parte de ellos -para mencionar una de las dos estirpes retractadas en el artículo de Ricardo Piglia-; Carrió ha vivido en el pasado su funcionalidad para con la dictadura, es parte de la historia que rememora, por eso de su inconsciente brota el lenguaje político reaccionario de Borges y no la enunciación y el nombramiento de aquellos otros -opositores y cabecitas negras- que lucharon por la liberación de la Patria Grande.
Qué mala fortuna, o qué castigo extemporáneo de los dioses, para Borges, al ser citado por la restauradora incorregible Carrió, cuando él aborrecía tanto la arena política.
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