martes, 13 de enero de 2009

La Argentina del deseo

Por Orlando Barone
La Argentina que viene tiene ganas. Reutemann quiere ser candidato, señal de que ya no ve nada negro allá atrás, que lo haga desistir como hace seis años. Conociendo las precauciones que él toma antes de decidirse, es un síntoma de que ya no hay riesgos. ¡Bravo por Reutemann! Si quiere volver es porque ve el campo orégano. O soja. Otro indicio a favor es que Diciembre, que según la nueva adivinadora Casandra, iba ser el mes del colapso, pero transcurrió diáfano. En la mitología griega Casandra fue condenada por los dioses a pronosticar desastres que nunca se cumplían. Ojalá los siga pronosticando así nos trae suerte. Sobran aspirantes a ocupar el Gobierno: es que reemplazar a esta gestión es una gracia comparado a cómo dejaron el país las anteriores. Amanece el año con ofertas para autos cero kilómetro: un dato evolutivo si se compara con los subsidios de emergencia que se repartían antes para comida. Los funcionarios y políticos pueden ir tranquilamente a la playa, y hasta se pase an en short por las sombrillas. Todavía no llegaron a ídolos pero ya no son kelpers que debían esconderse tras el mostrador de una confitería. Algún mérito debe atribuirse a este Gobierno. Los ruralistas rezongan como hace más de un siglo; y como seguirán rezongando hasta que el campo exista. El rezongo es eterno como la renta. La Presidenta viaja y viaja. Si en todas partes la reciben es que la Argentina no se quedó afuera del mundo. Y si puede irse y volver es señal del que ausente o presente, el país queda intacto en su sitio. El zodíaco nos protege. Funcionan todos los radares. No se fundió el Banco Central y no se les rebajó el sueldo a los jubilados. Sigue habiendo luz, agua y nafta. Cuanto más gritan que no va a haber, más sobra. Sigan anunciando desgracias porque se asustan y no vienen. Los Juicios a los militares del Proceso no le hacen mal a nadie, salvo a los merecedores. Este Gobierno hegemónico y tiránico, se da el lujo de tener un vicepresidente opositor que corre maratones, baila en los festivales de flolklore y exhibe su antagonismo sin quitarse la alianza del dedo. Algunos lamentarán que no hubo hiperinflación, por más deseos que pusieron. Sigan deseando que cuanto más deseen más fallan. Otros se lamentarán que la valija no les dio resultado. No pierdan las esperanzas. En una de esas encuentran a la Presidenta con una Vuitton cargada de efedrina en cápsulas de oro y con un grabador con la voz del marido dándole órdenes. O a lo mejor descubren a la ministra Ocaña y a su amante stripper en luna de miel pagada por el Estado. O por ahí una abuela de Plaza de Mayo cae en un “bingo” jugándose la plata de los nietos. Pero si lo peor de la crisis es que falten monedas, será un año fantástico. Cuanto más excesivos los títulos de las noticias, más pequeñas serán las situaciones.
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