El Gobierno Nacional se encuentra nuevamente jaqueado por los intereses sectoriales de algunos pocos, los mismos de siempre. En estos últimos días han salido a opinar sobre las decisiones que se toman desde la Casa Rosada, objetando cada proyecto que tiende a beneficiar a la mayoría del pueblo argentino. No sólo critican sino que ponen palos en la rueda, buscan perjudicar al conjunto con sus alianzas estratégicas. Este Gobierno ha ratificado en el Congreso su voluntad de discutir los cambios coyunturales que terminarán de encauzar al país.
Los militantes de la causa nacional y popular no podemos permitir que se insulte y menosprecie la investidura presidencial. Se resalta que para el fortalecimiento de la institucionalidad debe haber debate, y que en democracia la misma Constitución admite peticionar a las autoridades. Luego de lo que ha sucedido a fines del 2001, de la crisis económica mundial, no es posible conceder posiciones ante las constantes amenazas de golpe institucional con que agitan algunos dirigentes ―Eduardo Buzzi (FFA), Pedro Apoalaza (CARBAP); acompañados por la amplificación y adaptación interesada de los multimedios porteños―, cuando las medidas no las comparten.
Políticos, empresarios, productores, vociferan contra los Kirchner, pero este país pasó del caos a un Estado relativamente ordenado, con metas, con soluciones, y que fue incorporando a millares de argentinos que habían sido excluidos del reparto de la fiesta menemista neoliberal.
Nuestra Presidenta ha pedido al oficialismo, a la oposición y a los dirigentes sectoriales a "sostener el nivel de empleo y producción". Dentro de las condiciones que afectan a los países centrales, considera "fundamental" esta tarea porque "no debemos olvidar que en el 2003 un 25% de los argentinos no tenía trabajo".
Algunos ex funcionarios ―que decían ser de extracción peronista― quieren hacernos creer que es posible construir otro país con aquel modelo que identificó a la concentración de la riqueza, a la expulsión del sistema de los más humildes, a la criminalización de la pobreza. A los que nos representan les recordamos que todo explotador es enemigo del pueblo, a los caudillos que aún permanecen en el Senado que no nos olvidaremos que en la votación de la resolución 125 trabajaron para la oligarquía. Es hora de decidirse, de que se encaucen en la gran corriente de cambio que se está desarrollando en Latinoamérica; es decir, ofrecen públicamente sus servicios a la Nueva Derecha Argentina (PRO, CC, MAP, PCR-PTP, CCC, PO) o se dejan de lucrar con la representación de las clases populares; porque como decía Perón, en algún momento de la historia, "tronará el escarmiento".
Tal como lo hizo la Presidenta de la Nación, defendemos el proyecto de ley que estatiza las jubilaciones privadas. Además, la propuesta que pretenden presentar las administradoras al Congreso, previendo el recorte de comisiones, la apertura permanente de traspasos de afiliados y un sistema mixto, es una burla a cada uno de los aportantes de las AFJP.
Es más que claro el cuestionamiento, y también el análisis, realizado por Cristina Fernández: "Me pregunto por qué (las compañías proponen cambios en beneficio de sus clientes) ahora, luego de 14 años de actividad. Hoy es día de certezas, de confirmación de las decisiones tomadas. Si algo caracteriza a este Gobierno, no es sólo haber defendido a los jóvenes. Si no también a nuestros viejos, a nuestros abuelos. Me siento orgullosa de pertenecer a un proyecto político que ha dado 13 aumentos a los jubilados, que incorporó a un millón de argentinos y argentinas que habían quedado afuera. Que fija una mínima de 690 pesos. Y que concurre en auxilio del sistema privado y ayuda al 77% de sus beneficiarios".
Este Gobierno "consulta al Congreso cada una de sus decisiones trascedentales". Incluso acepta cuando se equivoca; pero no hace como "Lilita" Carrió que no reconoce su pasado como funcionaria de un gobierno de facto, y de haber cobrado un sueldo del erario público y que ni siquiera investigó la masacre de Margarita Belén. Hoy se erige como una moralista y nos viene hablar a los ciudadadanos de una "república para iguales", cuando prosigue con sus negociaciones con el sector más reaccionario que no quiere abandonar sus privilegios. Qué pueden objetar los radicales, si dispusieron durante el gobierno de Fernando de la Rúa y previo al default, la reducción de sueldos y jubilaciones en un 13% sin pedir autorización al Parlamento.
Argentinos y argentinas, sepan que la justicia estadounidense embargó los fondos de las AFJP por US$ 2.553 millones; justamente, varios periodistas, políticos y empresarios que responden a las directrices de este gobierno imperialista, son los que están perjudicando las vías para que este país siga creciendo. Ha resaltado la Presidenta que "El país cuna del neoliberalismo no permite que los jubilados argentinos tengan el dinero que les corresponde".
El profesor de economía política Julio C. Gambina afirma: "Entonces, a 25 años de gobiernos constitucionales, la pregunta es si la sociedad argentina está dispuesta a continuar condenando a la miseria a más de 90 por ciento de jubilados que perciben ingresos por debajo de la línea de pobreza".
El próximo jueves los representantes de La Pampa en el Congreso de la Nación Argentina dejarán entrever a qué grupos de poder pertenecen y responden. Estamos en la puerta del cambio estructural más importante del país. Del voto de cada uno de estos dirigentes depende la política de Estado para el régimen previsional de los próximos años.
Los militantes de la causa nacional y popular no podemos permitir que se insulte y menosprecie la investidura presidencial. Se resalta que para el fortalecimiento de la institucionalidad debe haber debate, y que en democracia la misma Constitución admite peticionar a las autoridades. Luego de lo que ha sucedido a fines del 2001, de la crisis económica mundial, no es posible conceder posiciones ante las constantes amenazas de golpe institucional con que agitan algunos dirigentes ―Eduardo Buzzi (FFA), Pedro Apoalaza (CARBAP); acompañados por la amplificación y adaptación interesada de los multimedios porteños―, cuando las medidas no las comparten.
Políticos, empresarios, productores, vociferan contra los Kirchner, pero este país pasó del caos a un Estado relativamente ordenado, con metas, con soluciones, y que fue incorporando a millares de argentinos que habían sido excluidos del reparto de la fiesta menemista neoliberal.
Nuestra Presidenta ha pedido al oficialismo, a la oposición y a los dirigentes sectoriales a "sostener el nivel de empleo y producción". Dentro de las condiciones que afectan a los países centrales, considera "fundamental" esta tarea porque "no debemos olvidar que en el 2003 un 25% de los argentinos no tenía trabajo".
Algunos ex funcionarios ―que decían ser de extracción peronista― quieren hacernos creer que es posible construir otro país con aquel modelo que identificó a la concentración de la riqueza, a la expulsión del sistema de los más humildes, a la criminalización de la pobreza. A los que nos representan les recordamos que todo explotador es enemigo del pueblo, a los caudillos que aún permanecen en el Senado que no nos olvidaremos que en la votación de la resolución 125 trabajaron para la oligarquía. Es hora de decidirse, de que se encaucen en la gran corriente de cambio que se está desarrollando en Latinoamérica; es decir, ofrecen públicamente sus servicios a la Nueva Derecha Argentina (PRO, CC, MAP, PCR-PTP, CCC, PO) o se dejan de lucrar con la representación de las clases populares; porque como decía Perón, en algún momento de la historia, "tronará el escarmiento".
Tal como lo hizo la Presidenta de la Nación, defendemos el proyecto de ley que estatiza las jubilaciones privadas. Además, la propuesta que pretenden presentar las administradoras al Congreso, previendo el recorte de comisiones, la apertura permanente de traspasos de afiliados y un sistema mixto, es una burla a cada uno de los aportantes de las AFJP.
Es más que claro el cuestionamiento, y también el análisis, realizado por Cristina Fernández: "Me pregunto por qué (las compañías proponen cambios en beneficio de sus clientes) ahora, luego de 14 años de actividad. Hoy es día de certezas, de confirmación de las decisiones tomadas. Si algo caracteriza a este Gobierno, no es sólo haber defendido a los jóvenes. Si no también a nuestros viejos, a nuestros abuelos. Me siento orgullosa de pertenecer a un proyecto político que ha dado 13 aumentos a los jubilados, que incorporó a un millón de argentinos y argentinas que habían quedado afuera. Que fija una mínima de 690 pesos. Y que concurre en auxilio del sistema privado y ayuda al 77% de sus beneficiarios".
Este Gobierno "consulta al Congreso cada una de sus decisiones trascedentales". Incluso acepta cuando se equivoca; pero no hace como "Lilita" Carrió que no reconoce su pasado como funcionaria de un gobierno de facto, y de haber cobrado un sueldo del erario público y que ni siquiera investigó la masacre de Margarita Belén. Hoy se erige como una moralista y nos viene hablar a los ciudadadanos de una "república para iguales", cuando prosigue con sus negociaciones con el sector más reaccionario que no quiere abandonar sus privilegios. Qué pueden objetar los radicales, si dispusieron durante el gobierno de Fernando de la Rúa y previo al default, la reducción de sueldos y jubilaciones en un 13% sin pedir autorización al Parlamento.
Argentinos y argentinas, sepan que la justicia estadounidense embargó los fondos de las AFJP por US$ 2.553 millones; justamente, varios periodistas, políticos y empresarios que responden a las directrices de este gobierno imperialista, son los que están perjudicando las vías para que este país siga creciendo. Ha resaltado la Presidenta que "El país cuna del neoliberalismo no permite que los jubilados argentinos tengan el dinero que les corresponde".
El profesor de economía política Julio C. Gambina afirma: "Entonces, a 25 años de gobiernos constitucionales, la pregunta es si la sociedad argentina está dispuesta a continuar condenando a la miseria a más de 90 por ciento de jubilados que perciben ingresos por debajo de la línea de pobreza".
El próximo jueves los representantes de La Pampa en el Congreso de la Nación Argentina dejarán entrever a qué grupos de poder pertenecen y responden. Estamos en la puerta del cambio estructural más importante del país. Del voto de cada uno de estos dirigentes depende la política de Estado para el régimen previsional de los próximos años.
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