martes, 14 de abril de 2009

Tres diputadas presentaron un proyecto para repudiar la nota de Clarín

(Fuente: Telam) Juliana Di Tulio, Teresa García y Diana Conti consideraron que el artículo muestra un "total menosprecio a la condición femenina". Además, le mandaron una carta a la directora del diario comentando su posición al respecto.

Las diputadas nacionales del Frente para la Victoria, Juliana Di Tulio, Teresa García y Diana Conti presentaron ayer un proyecto de declaración en el cual manifiestan su "enérgico repudio" al artículo periodístico publicado en el diario Clarín el domingo 5 de abril bajo el título 'La fábrica de hijos' "por su total menosprecio a la condición femenina". Asimismo le dirigieron una carta a la directora del diario manifestándole su posición respecto al artículo mencionado.

En los fundamentos del proyecto de declaración las diputadas expresan que "el diario Clarín a doble página publica un artículo con tono notoriamente crítico a la vigencia de un derecho consagrado en democracia, que asiste a mujeres sujetos de ese derecho, como lo son las mujeres que sean o hayan sido madres de siete o más hijos nacidos con vida". "Este derecho, está garantizado por la ley 23746, sancionada el 28 de septiembre de 1989, y reglamentado por el decreto del Poder Ejecutivo 2360/1990", agregan.

En este sentido expresan que "desde el título, al asimilar a la mujer con una fábrica de hijos, es evidente, un total menosprecio de la condición femenina" y que "la ofensa se acentúa cuando se presume que las mujeres sólo tienen hijos con fines económicos, negándoles toda capacidad respecto de sus decisiones y deseos".

Las legisladoras destacan "la reciente sanción de la ley de protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra las Mujeres, que especifica las diversas formas de manifestación de la violencia contra las mujeres".

Entre ellas recuerdan que se enumera "aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres".

Resaltan además que "la vigencia de la ley de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, así como la jerarquía constitucional de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer suscripta por el Estado argentino, en cuyo articulado se salvaguardan los derechos de las mujeres a "a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y el intervalo entre los nacimientos".

A continuación, la carta completa:

Sra. Directora del diario Clarín, Da. Ernestina Herrera de Noble

Nos permitimos dirigirnos a Ud. en relación con el artículo publicado en las páginas 28 y 29 de la edición del domingo último, bajo el título "La fábrica de hijos", en el matutino de circulación nacional que dirige.

Su tenor editorial, ciertamente poco feliz, sin medias tintas, supone una flagrante ofensa para todas las mujeres habitantes de la geografía argentina.

Que esta nota se presente a la sociedad argentina el último domingo, resulta tan llamativo como contradictorio.

Llamativo, porque sus emisores (presupuestos integrantes de la franja de población mejor informada) obvian los lineamientos rectores de una ley sancionada por el Honorable Congreso de la Nación no hace mucho. Me refiero a la ley 26485, de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales.

La citada norma, que justificó una amplia cobertura en los medios de comunicación masivos, especifica en su artículo 6° las diversas formas de manifestación de la violencia contra las mujeres. Y refiere especialmente algunas, como la enunciada en el inciso f), que me permito citar: "Violencia mediática contra las mujeres: aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, como así también la utilización de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres".

También llamativo resulta la ignorancia del texto respecto de la vigencia de la ley 25673, de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responable, así como la jerarquía constitucional de la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer suscripta por el Estado argentino, en cuyo 16º artículo se salvaguardan los derechos de las mujeres a "a decidir libre y responsablemente el número de sus hijos y el intervalo entre los nacimientos", de lo que se colige que esas "fábricas de hijos" no hacen más que ejercer un derecho que la Constitución Nacional les garantiza.

Contradictorio, por otra parte, porque en la semana que los argentinos (especialmente los medios de comunicación), a raíz del fallecimiento del ex Presidente Raúl Alfonsín, han manifestado fuertemente la enorme valía que supone la vida en democracia, amerita una doble página en un diario de circulación nacional, con tono notoriamente crítico, la vigencia de un derecho consagrado en democracia, que asiste a mujeres sujetos de ese derecho, como lo son las mujeres que sean o hayan sido madres de siete o más hijos nacidos con vida.

El derecho al que hago referencia, está garantizado por la ley 23746, sancionada el 28 de septiembre de 1989, y reglamentado por el decreto del Poder Ejecutivo 2360/1990. Democracia pura. Plena vigencia de los derechos. Y sugerentemente, promueve esta circunstancia la crítica al Estado que cumple, que universaliza el derecho para las madres de siete o más hijos, que evidentemente ha variado desde siete años a esta parte, pero que no necesariamente "varía en tiempos de campaña".

Cuando menos dolorosa resulta, además, la comparación del presupuesto que el Estado destina a la ayuda de estas mujeres madres (o al cumplimiento de un derecho legítimamente otorgado) con la "recaudación completa de 40 partidos de la Selección de Maradona en el Monumental"; va de suyo que el parangón es menos necesario que injusto, y que todos hemos aprendido desde los años de la niñez lo engorroso que es sumar (o comparar) peras con manzanas. De hacerlo, también podría optarse por decir que el presupuesto destinado a la atención de este derecho representa poco menos que el 2 % del volumen de dinero que alguna empresa percibe gracias a las mieles del fútbol codificado.

Nos anoticiamos además, tristemente por cierto, de la opinión de una reconocida especialista que ha dedicado muchas de sus valiosas horas a la defensa de los derechos de las mujeres, quien presuntamente arguye: "Hecho el subsidio, hecho el formato familiar". ¿Acaso alguien ha supuesto que 747 pesos es la llave mágica de cualquier panacea? ¿Es dable suponer que alguien se convierte en una "fábrica" y así "se aprovecha" de la ayuda del Estado? Presumir que ése sea el modus operandi de más de 200.000 mujeres revela un criterio más cercano a la mezquindad humana que a la objetividad periodística.

Y hacia el final del texto, en el esfuerzo que supone proseguir con la lectura de "La fábrica de hijos", hallamos que "para obtener una pensión asistencial (…) los hijos pueden ser propios o adoptados". Afortunadamente eso es lo que prevé el decreto reglamentario de la ley 23746. De allí que resulte difícil, en el ejercicio de una lectura neutra, comprender qué significancia pretende otorgarle el uso de tipografía en negritas a la plausible igualdad entre "entre hijos propios o adoptados".

Tras la lectura, reflexionamos sobre la diferencia instalada en el inconsciente de algunos argentinos respecto de los hijos pobres y los hijos de clase media o media alta. Pensamos en la percepción distinta que supone un niño vestido con ropas donadas contra un niño creciendo con "su" ropa, con "sus" juguetes. Pensamos en la persistencia del desmedro a la tierra y el elogio del parqué o el porcelanato. Pensamos… y arriesgamos que la cobertura periodística habría sido distinta (sino antagónica) tratándose de una madre que posara rodeada de sus hijos en un sofá de varios cuerpos. Pero éste no fue el caso. Evidentemente, la intención editorial fue la de mostrarle a la sociedad las mujeres madres que luchan cotidianamente con la escasez de recursos, sospechadas de abusar del Estado y de convertirse (o denigrarlas a esa escala) en "fábricas de hijos".

Sería bueno no perder de vista que ellas también luchan con mamaderas, pañales, ollas, cuadernos, asistencia médica, etcétera, etcétera… casi de igual modo que lo hacen todas las mamás de siete hijos, independientemente del decorado de su vida cotidiana.

1 comentario:

fedetigrense dijo...

soy madre de 7 hijos y no me identifico con clarin ,no soy fabrica simplemente le hice honor a la famosa frase casarse y tener muchos hijos hace 8 años me quede al frente de mi familia , hace 1 año me despidieron de mi empleo estoy a la busqueda pero sucede que a los 46años quedamos excluidas del sistema laboral soy muy feliz con mis hijos a pesar de tanta discriminacion ,por color ,por tener niños ,por raza,por la edad, no tramite nunca la pension asistencial solo se que soy nativa de mi pais mi apellido es coliqueo tal ves no halla trasendido por ser mujer pero mi linaje sigue en cada uno de los mios .
MONICA LILIANA COLIQUEO