PRÓLOGO
Por Facundo Moyano – Juventud Sindical
El lector se preguntará cuál es el motivo que impulsa la redición de esta obra de John William Cooke. Nos propusimos mantener vivo su pensamiento, por ello nos decidimos a publicar, conjuntamente con el Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche, Apuntes para la Militancia.
Por un lado, consideramos fundamental la lectura de este libro por su contribución al pensamiento nacional, a la cultura popular y el aporte teórico que significa para la clase trabajadora. Por otro lado, porque vivimos tiempos de profundas transformaciones y creemos de vital importancia el estudio de nuestra historia desde una concepción que nos permita comprender de dónde venimos, para entender dónde estamos y así analizar hacia dónde vamos. Cooke, en este magnífico libro, nos dice que “el pasado no es simplemente evocación emotiva” sino que “el pasado está presente porque toda política actúa sobre un medio concreto, sobre un marco histórico por el cual fluyen una serie de valores culturales acumulados a través del tiempo, y asimismo las instituciones que fueron producto de ese proceso”.
Esta obra nos acerca a un análisis de la realidad de un determinado momento histórico, un estudio de las relaciones de fuerza, del nivel de conciencia y de organización de las masas. Nos facilita, por lo tanto, tomar elementos que nos ayuden a indagar rigurosamente la actual coyuntura y así entender los desafíos que tenemos por delante.
Entonces, lo primero que merece ser destacado es que este libro de Cooke fue escrito en 1964, en plena Resistencia Peronista, cuando la alianza policlasista que había logrado que el General Juan Domingo Perón sea presidente durante dos períodos se vino abajo. Y fue el movimiento obrero quien quedó luchando mientras la reacción oligárquica derramaba la sangre del pueblo argentino y sumía al país en una de las tantas dictaduras militares que humillaron a la Patria.
Muy distinto es el momento actual, en el que el movimiento nacional y popular se encuentra inmerso en un proceso de avance, de restitución de derechos, y de recomposición del tejido social, sustentado en una fuerte organización del movimiento obrero.
A partir de la asunción del ex presidente Néstor Kirchner el 25 de mayo del 2003 y con la profundización de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Argentina retomó el camino emprendido por el pueblo junto a Perón el 17 de octubre de 1945.
Asimismo, el contexto mundial era completamente distinto. Mientras en los años ’60 los países centrales, luego de la Segunda Guerra Mundial, atravesaban un ciclo de expansión, habiéndose recompuesto de la crisis económica, y comenzaban a reconstituir su poder – especialmente Estados Unidos que se erguía como potencia mundial hegemónica-; en la actualidad, las potencias mundiales viven una profunda crisis sistémica, producto del agotamiento del capitalismo depredador, sumergidos en una intensa recesión económica. El mundo comienza a virar hacia una organización multilateral del poder, dividiéndose en bloques regionales.
Cooke, tanto en esta obra como en su práctica general, pone sus conocimientos al servicio de los sectores populares y de los trabajadores en particular, porque como decía Rodolfo Walsh, “el campo del intelectual es por definición la conciencia. Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante y el que comprendiendo no actúa tendrá un lugar en la antología del llanto pero no en la historia viva de su tierra”.
De todas formas, Apuntes para la Militancia no sólo nos ayuda a echar luz sobre muchos aspectos de nuestra historia, también aporta elementos para actuar en el presente, teniendo en cuenta que el momento histórico actual no es el mismo, sino que se configura como continuidad de aquel. En relación con lo último, pensamos la formación y la teoría no como algo escindido de la práctica, sino como parte de un todo, ya que la misma práctica política tiene su momento de reflexión y su momento de acción. En ese sentido, nos parece vital problematizar nuestro derrotero histórico, analizando las experiencias del movimiento obrero y del campo popular en general, porque la formación de los trabajadores debe ser permanente, más si concebimos como parte de nuestra tarea resolver las contradicciones que se nos presentan día tras día.
“Las funciones inexcusables son extender y ahondar ese conocimiento directo, elaborar críticamente datos de la realidad contemporánea y presentar conclusiones que aclaren su sentido, extraer y generalizar las enseñanzas que deja la acción colectiva, tareas sin las cuales no se perfeccionan las formas organizativas y de combate”, explica Cooke sobre el propósito de la obra. Y agrega: “Lo primero que procuramos demostrar en la brevedad de este informe es que la teoría política no es una ciencia enigmática cuya jerarquía cabalística manejan unos pocos iniciados, sino un instrumento de las masas para desatar la tremenda potencia contenida en ellas. No les llega como un conjunto de mandamientos dictados desde las alturas, sino por un proceso de su propia conciencia hacia la comprensión del mundo que han de transformar”.
En Apuntes para la Militancia, Cooke plantea como uno de los ejes principales la Cuestión Nacional e indaga en la historia argentina para comprender los orígenes del peronismo, al cual define como un encuadramiento de los sectores populares, vertebrado alrededor de la clase trabajadora. Entiende a la Argentina como un país sumiso en una estructura semicolonial, pues si bien tras la Revolución de Mayo obtiene una independencia formal en la que los ciudadanos eligen a sus gobernantes, económicamente es dependiente de los países dominantes, porque ejercen su supremacía al ser ellos quienes toman las decisiones sobre el futuro de la Nación, ya que toda la producción nacional no excede los límites de ser una mera abastecedora de materias primas a la industria foránea. Queda planteada así la antinomia histórica: liberación o dependencia, Argentina “granero del mundo” o proyecto industrial con valor agregado, un país de espaldas a Latinoamérica y mirando a Europa y Estados Unidos o un país integrado política, económica y culturalmente a la Patria Grande.
Cooke, al igual que otros intelectuales del campo nacional y popular, rompe con la historiografía mitrista y ubica al federalismo de Juan Manuel de Rosas, a las montoneras federales de Vicente Ángel “Chacho” Peñalosa, Felipe Varela y López Jordán, y al radicalismo de Hipólito Yrigoyen como antecedentes del peronismo en la lucha por la liberación nacional, a la cual define como lucha antiimperialista.
Identifica, como tarea primordial para comprender la obra que el movimiento de masas ha de realizar, los tres elementos fundamentales que el movimiento nacional y popular debe tener claro en cada momento histórico:
el enemigo principal, la correlación de fuerzas y el estado de conciencia y organización del pueblo.
En ese sentido analiza: “Por nuestras virtudes hemos podido agudizar las contradicciones internas de los sectores gobernantes, impedir muchos de sus abusos, evitar la institucionalización del despojo y el semicoloniaje. Por nuestras carencias no hemos logrado impedir que el régimen siga manteniendo intacta la superioridad en fuerza material que le permite subsistir, oscilando entre la dictadura desnuda y la dictadura encubierta tras las formas rituales de la democracia minoritaria. A su propia anarquía e incoherencia hemos opuesto nuestras propias indecisiones, nuestra invertebración teórica y operativa”.
Luego, en el abordaje específico del peronismo, Cooke analiza los límites organizativos de la Resistencia Peronista, se muestra pragmático, doctrinario y señala que “el peronismo no era un hecho de magia sino que era la expresión política que tomaron determinadas fuerzas del desarrollo que si algún día, porque el peronismo malogre su vocación, abdique su misión, desapareciese el peronismo, no desaparecería esa fuerza porque no es simplemente un hecho de la superestructura política sino que es una forma política que toma un hecho económico y social”.
Finalmente, con la esperanza de aportar al menos un granito de arena y contribuir al robustecimiento de la conciencia de las masas, y en particular de la clase trabajadora, que permita concluir el camino iniciado con la Revolución de Mayo, continuado con la gesta libertadora del General José de San Martín, seguido por el federalismo de Rosas, las montoneras del “Chacho” Peñalosa, Varela y Facundo Quiroga, el incipiente e invertebrado movimiento nacional de Yrigoyen, el protagonismo de los trabajadores sublevados desde el subsuelo de la Patria gracias al liderazgo del General Perón y el resurgimiento del movimiento nacional y popular de la mano del compañero Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, podemos decir, al igual que Cooke, con total convicción y firmeza que “no escribimos para conquistar corazones sino porque creemos tener razón, y esa razón sólo vale si la comparten las masas trabajadoras que son las que hacen la política revolucionaria”. Porque los trabajadores somos el peronismo, desde su génesis con el 17 de octubre, porque como decía Jorge Di Pascuale, histórico dirigente del sindicato de Farmacia, desaparecido y asesinado por la dictadura genocida, “el peronismo no se inserta en la clase trabajadora sino que la clase trabajadora es el peronismo en sí mismo”.
Tomado de http://juventudsindical.com/
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