lunes, 27 de agosto de 2007

Sacándoles la careta a los payasos de la política lugareña

Las recientes declaraciones vertidas en los diarios locales por una postulante a gobernadora pueden considerarse anacrónicos, fundamentalistas y de carácter mesiánico, debido a que la plataforma política está contenida y condensada en los "Diez mandamientos sobre los que la gente me podrá demandar"; tropo con que la iglesia ordena la ley orgánica para sus fieles. En el medio se la considera como una candidata que utiliza el apellido heredado para especular en la política, incluso en el reciente pasado ha sido una menemista a ultranza que ahora pretende utilizar la vara de la justicia apelando a la ética y a la moral; hoy en día se ha construido como referente fantasmático en la provincia de La Pampa con la connivencia de otros que dicen querer cambiar el viejo paradigma pero deciden a puertas cerradas los cargos representativos.
En esta coyuntura los "responsables" de armar una alternativa electoral en la región siguen "metiendo la pata" y en vez de sumar votos al proyecto nacional en curso se los restan a pasos agigantados. Podría sintetizarse la problemática en que el conjunto de estos comprometidos militantes que se han autonombrado como referentes pampeanos por propia voluntad, responden tan sólo a una decisión personal que está totalmente alejada del mandato de las masas populares, por lo tanto le ocasionan una pérdida tanto cualitativa como cuantitativa al Movimiento Evita, ya que no sólo ahuyentan posibles votantes sino que el nivel de discusión y debate que propugnan es pobrísimo, imbuido de una chatura intelectual que intentan suplir con el acomodo, las movidas y roscas a escondidas. Estas equivocaciones recuerdan la vetusta forma de hacer política y las mismas se deben a la falta de lectura, a una praxis cotidiana inexistente, también por la ausencia de toma de posición y la aplicación del análisis científico en el campo político internacional, latinoamericano y nacional; por lo tanto convierten por su inoperancia al debate político en una práctica discursiva que está a la altura de los chismes de peluquería. Si se está exigiendo honestidad y "engagement" a los funcionarios, a los mejores cuadros políticos, habría que dejar de vender mentiras y cuentas de colores a las autoridades nacionales del movimiento.

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