por Gerardo Fernández - http://www.tirandoalmedio.blogspot.com/
Porque ¿Qué hace La Nación o Clarín con un Jefe de Redacción que se niega a escribir lo que le ordena la Dirección?¿Qué hace Radio Mitre si la bella Dévorah Pérez Volpin si niega a dejar el espacio de la primera tarde que ocupó durante los dos últimos años? ¿La premian? Nooo, le pegan un puntín de aquellos y a otra cosa.
Cuando Julio Cobos votó en contra de su propio gobierno y además se quedó como un infiltrado aborrecible en lugar de marcharse, como lo hubiera hecho cualquier otra persona con algún nivel de dignidad, y cuando el poder del dispositivo mediático y buena parte de la oposición no sólo bendijo esa traición sino que se rindió a sus pies, se empezó a tirar demasiado de una cuerda muy peligrosa.
La misma UCR que lo expulsó "de por vida" y terminó al poco tiempo recibiéndolo poco menos que como un héroe se sumó a este juego verdaderamente peligroso que consiste en premiar la traición, la infiltración y el quintacolumnismo.Cobos tenía todo el derecho del mundo a pensar distinto del gobierno que integraba, y hasta tenía derecho para votar en contra, aunque sea una actitud aborrecible porque delata un sino de incumplimiento, de falta de respeto a los acuerdos, de carencia de códigos. Pero aún así Cobos tenía el derecho de votar contra el gobierno que integraba. Pero como se lo ha dicho tantas veces, al día siguiente de su voto contra su gobierno debería haberse marchado. Debería haber declarado públicamente que no se sentía parte de este proyecto y haber renunciado.
Al quedarse e inaugurar este doble estándar de miembro de un gobierno al que se opone y al contar con todo el apoyo del dispositivo mediático y hasta de la UCR que lo había expulsado meses antes "de por vida", la práctica política de Cobos comenzó a transformarse en una suerte de ácido que lentamente iría socavando nada más y nada menos que los cimientos de la gobernabilidad. Por supuesto que el mendocino contó y cuenta con una protección fastuosa, porque lo que corroe con su acción política es la gobernabilidad de un gobierno que no les gusta a las corporaciones. Por supuesto que se bendice una forma de ser política deleznable, miserable, porque todo lo que sirva para ponerle palos en la rueda a Cristina será bienvenido, así de simple.
En el barrio los tipos como Cobos son aborrecidos. Nadie se asocia ni para jugar al Quini con tipos así, porque se los sabe faltos de palabra, de compromiso, porque se sabe que en la primera de cambio te cagan y de la peor manera. Pero esto, tan claro en la base, ha sido legitimado como una suerte de síntesis de "nuevos valores democráticos".
Así nos va a ir…
El acuartelamiento de Redrado es una consecuencia obvia, una añadidura, una clonación del accionar cobista. Y al igual que ocurrió con el vicepresidente, el Golden boy es visto y mostrado por el mismo dispositivo mediático y opositor como un héroe que está dispuesto a dar la vida para cuidar las reservas del Banco Central.
Es peligroso todo esto. Es peligroso que se instaure como conducta que quien no esté de acuerdo con una medida del gobierno que integra no se vaya. Repito, ahora todo es bendecido porque si sirve para joder al kirchnerismo es bienvenido, pero se están sentando bases conceptuales peligrosísimas.
Se están dando vuelta cuestiones de sentido común, como cuando se dice que 7 de cada 10 argentinos votaron contra el gobierno. Dentro de poco alguien va a salir a decir que en realidad Banfield no ganó el campeonato porque los 19 equipos restantes sumaron muchos más puntos que el Taladro…
En todo caso lo que se impone es una Constituyente que instaure de una buena vez el sistema parlamentarista de gobierno, de modo que quien construya mayoría parlamentaria arme gobierno y así blanqueamos un poco las cuestiones de gobierno.
Mientras tanto, seguimos siendo un país presidencialista con ciertas normas, ciertas leyes y cierto sentido común para gestionar porque –y esto vale para un presidencialismo como para un parlamentarismo- no se puede gobernar si los funcionarios no renuncian cuando se lo exige el presidente. Parece tonto decirlo, parece una perogrullada que en todo caso viene a demostrar la gravedad de todo lo que dijimos más arriba que implica el accionar político de Cobos.
Es grave que un funcionario se acuartele y que sea apoyado por los medios y las principales escuadras de la oposición. Es grave esta rémora de carapintadismo yuppie.Suena muy milico decirlo, pero es gravísimo que en un punto se premie la desobediencia y el desacato en el gobierno cuando se la combate en todos los ámbitos.
Porque ¿Qué hace La Nación o Clarín con un Jefe de Redacción que se niega a escribir lo que le ordena la Dirección?¿Qué hace Radio Mitre si la bella Dévorah Pérez Volpin si niega a dejar el espacio de la primera tarde que ocupó durante los dos últimos años? ¿La premian? Nooo, le pegan un puntín de aquellos y a otra cosa.
Por eso repito que esto es realmente preocupante porque muchos de los que ahora apoyan el acuartelamiento de Redrado están de hecho obligándose a tener que probar esta misma sopa si algún día les toca ser gobierno. Y los mismos poderes que hoy le llevan agua y sanguchitos a Redrado para que resista en la poltrona del Central, mañana irán a solidarizarse con aquellos funcionarios que se les rebelen a ellos.
El problema de fondo es que es políticamente obvio que el dispositivo mediático opere como opera con Cobos y Redrado, al fin de cuentas hacen su juego y tienen bien claros sus objetivos. Lo que no cierra es el juego de los radicales que con el indulto a Cobos y la solidaridad con Redrado están condenándose de por vida a no sacar los pies del plato porque los harán beber la mismísima medicina que ellos mismos contribuyeron a inventar.
Pero más allá de la suerte radical, lo fiero es que esa macha de ácido sigue poco a poco carcomiendo nociones y conceptos que con el tiempo irán mellando la capacidad de gestión de gobiernos que sean disfuncionales a lo permitido.
Lo bueno de todo esto es que nos insta a pensar, a exprimir el marote para encontrar el plan adecuado para desarticular la avanzada.
Como en el Ajedrez, siempre hay un plan correcto y está ahí, frente a nuestros ojos. Sólo hay que tener la capacidad de verlo.
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