Con motivo de la Semana de Mayo se realizó en el Concejo Deliberante de Santa Rosa el acto oficial del municipio en conmemoración de la fecha patria del 25 de Mayo. Entre la serie de actividades que se organizaron desde diferentes organismos de la municipalidad sobresalió el acto central, con música y palabras alusivas, además de la presencia de funcionarios, dirigentes y vecinos, donde el Intendente Luis Larrañaga recordó el significado de aquella gesta de 1810.
"Cada rememoración que se realiza cumple un
doble propósito, en un principio resignifica hechos acaecidos en el pasado que
conforman la historia de un lugar, ya que los mismos constituyen el anclaje
desde donde comienza a construirse un relato. Y en segundo término, es la
incidencia que ese recordatorio tiene respecto al presente, puesto que dichos
acontecimientos forman parte del capital simbólico que da sentido a lo que se
ha plasmado en la historia misma; por lo tanto en el proceso de relectura se
actualiza en un nuevo contexto político, con una densidad significativa
distinta, es decir, con cada homenaje a lo que sucedió con anterioridad a
nosotros se lo vuelve contemporáneo.
En ese sentido, no hay mejor maestro que la
historia, en Las disciplinas Luis Vives señala como virtud de la
historia ser 'maestra
de la vida'. Nuestros próceres, a los que pretendemos homenajear en
este día, son los hombres que nos han legado una gesta patriótica, fueron esos
primeros maestros los que se atrevieron a reescribir la historia, una historia
que daría las bases para la fundación del país, de nuestra Argentina. Pero esa
gesta patriótica es una acumulación de hechos que conciliaron posiciones entre
los hombres públicos y el mismo pueblo. No podemos dejar de citar precedentes
que demuestran esta conjunción, tanto de ideas como de acciones, entre la
dirigencia y los hombres de la calle de aquella época. Estos hombres y mujeres
habían demostrado su convencimiento de pertenencia a un 'lugar' al enfrentarse
al ejército inglés en 1806 y 1807 organizados en batallones milicianos formados
por numerosos criollos, indígenas y esclavos negros. Vale recordar el arrojo de
Manuela Pedraza que ultimó a un soldado invasor con un fusil.
Esa situación límite se hizo carne en los
habitantes del Virreinato del Río de La Plata y los impulsó a romper con la dependencia.
Con el triunfo de Napoleón y la caída de Fernando VII se aceleró el proceso
emancipatorio, aún con las resistencias que implica todo cambio y surgimiento
de algo nuevo. Es así que la
Semana de Mayo se convierte en el punto de referencia para
poder contar nuestra historia, la historia del país, con sus marchas y
contramarchas, con sus avances y retrocesos, pero en esos días de 1810 está,
indudablemente, la primera matriz de la Argentina moderna, de la Argentina actual.
La creación de los símbolos que representan
un proceso emergente implica las convicciones de fundar la Patria. Abandonar
el dominio de la monarquía española es un acto inaugural, debido a que la
identidad es un relato que se construye.
Cornelio Saavedra, Manuel
Alberti, Miguel de Azcuénaga, Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Domingo
Matheu, Juan Larrea, Juan José Paso, Mariano Moreno, son algunos de los nombres
que asumieron la responsabilidad que les transfería el pueblo para trocar la
tutela del rey español por la tutela de la libertad. Estos hombres fueron los
que validaron el cambio de la colonia hacia un país libre y soberano.
El revolucionario Mariano Moreno había sentenciado
que 'La libertad de los pueblos no consiste en
palabras, ni debe existir en los papeles solamente. Cualquier déspota puede
obligar a sus esclavos a que canten himnos a la libertad; y este cántico
maquinal es muy compatible con las cadenas y opresión de los que lo entonan. Si
deseamos que los pueblos sean libres, observemos religiosamente el sagrado
dogma de la igualdad.'
Estas son algunas de las enseñanzas que nos
dejaron como herencia estos patriotas, no sólo de palabras fue su compromiso,
sino que fueron partícipes en las luchas por la liberación junto al pueblo. Sin
esa identificación, sin esa convicción, sin esa alianza entre los hombres del
pueblo no hubiese podido darse el paso gigantesco de la emancipación.
Decíamos que rememorar es releer la
historia, darle sentido desde la toma de posición que se la resignifica. No hay
lecturas inocentes, todo se carga de ideología, es el modo en que funciona el
proceso dialéctico. Pasar el cepillo a contrapelo de la historia es la tarea de
los hombres que asumen responsabilidades y se comprometen con su tiempo
histórico. El deber es otorgarle desde el lugar que se ocupa entidad a aquellos
que han padecido las políticas de los poderosos, de los que sólo pensaron un
país para una elite, y diseñaron un país para pocos.
Actualmente estamos inmersos en medio de un
proceso reivindicatorio de la política, donde las convicciones pasaron a ocupar
el primer plano, donde la dirigencia se impuso al mandato de las corporaciones,
y pudo avanzarse hacia una Patria para todos y todas.
Hoy tenemos un país conducido por una
mujer, un país conducido por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que
ha demostrado en cada una de las decisiones que tomó es porque supo interpretar
al pueblo y al mundo. Interpretar donde están las necesidades, por lo menos en
nuestro precepto justicialista, es también saber que hay un derecho; y la
obligación que tenemos como funcionarios es cumplir con ese mandato popular.
Quisiéramos imitar, aunque sea a grandes
rasgos, la contundencia del gobierno nacional en beneficio del pueblo, de la
clase trabajadora, de los que todavía no han podido ser incluidos. Para eso
también es necesario recomponer la situación del municipio, reacomodar su
funcionamiento para ser eficientes, y de esa manera poder aplicar las políticas
que expusimos en nuestra plataforma y que la voluntad popular decidió
respaldar.
Todo militante, todo dirigente sabe el rol
que le compete cuando decide que su destino es convertirse en la herramienta
para luchar por el bien común, por el engrandecimiento de una comunidad y la
realización de sus ciudadanos. También es consabido que se puede dilapidar el
buen nombre porque en la política se dirimen intereses, y la realidad nos
demuestra cotidianamente que hay sectores en nuestra ciudad que no quieren
cambios.
Por eso, en este día, reponemos la historia
de esos hombres y mujeres de 1810 que comprendieron lo que solicitaba la hora, y
lo hicieron a costa de sus proyectos individuales, a costa, inclusive, de sus
propias vidas, sobreponiendo ante todo, primero, la Patria."
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