La Secretaría de Derechos Humanos de la CGT considera que las amenazas a nuestra Presidenta son parte de la escalada desestabilizadora que en este mes de diciembre ha recrudecido. Esto se hace evidente si observamos lo sucedido en estos últimos días: dichos poco felices por parte de algunos representantes de empresas trasnacionales en el congreso de la UIA, exabruptos de ciertos políticos del rejunte opositor, el fracasado acto de la oligarquía sojera con los consiguientes disparates golpistas que expresaron sus representantes, las definiciones del flamante Ministro de Educación de Macri, las bravuconadas de los genocidas de la ESMA al comenzar el juicio histórico por algunos de sus crímenes; hechos todos estos que son acompañados permanentemente por los titulares de los monopolios mediáticos.
No escapa al sentido común que tal campaña proviene de quienes diseñan el regreso a las políticas neoliberales de los 90 y la vuelta a las relaciones carnales en materia internacional, de quienes están preocupados por las perspectivas más que positivas que en materia económica se prevén para el futuro mediato con la consecuente consolidación del modelo productivo de inclusión social con redistribución de la riqueza. Se suma a esto la decisión gubernamental de avanzar para profundizar la democracia, la libertad y la justicia social, plasmado en la sanción de la ley de medios, la extensión de la asignación familiar por hijo a los desocupados y subocupados, el reconocimiento a los jubilados y pensionados y los programas para crear más puestos de trabajo. Por otra parte, se definió la apertura del canje de la deuda que garantiza a futuro nuevas inversiones que consoliden el crecimiento. Todos estos avances han puesto nerviosos a los que creían que el retorno al pasado ya estaba garantizado.
Coincidente con ello, el movimiento obrero organizado, verdadero sostén del gobierno nacional y popular, no deja de ser acosado con el claro objetivo de debilitarlo, para poder avanzar así sobre los derechos de los trabajadores como ocurrió en las décadas pasadas. Demonizan la discusión salarial (sincerando su hipócrita y vacía apelación a combatir la pobreza), la unidad sindical y a nuestro Secretario General. Todo con el mismo fin.
Creemos que las amenazas del viernes superaron todo límite y muestra sin lugar a confusiones qué hay detrás de cada uno de los actos denunciados. Nos solidarizamos con la compañera Presidenta de la Nación y ratificamos, como trabajadores, nuestra decisión de defender y fortalecer al Gobierno nacional y popular, para que siga profundizando los cambios que nos lleven a consolidar, en las puertas del bicentenario, una Argentina Justa, Libre y Soberana.
Julio Piumato - Secretario de Derechos Humanos de la CGT
Buenos Aires, 14 de diciembre de 2009
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